La ruleta - Lunes de cotinaart

La ruleta gira, los números con la velocidad se van viendo borrosos y la bolita como verdugo o bendición de los apostadores espera que la fuerza centrífuga disminuya para marcar el número y color que será el ganador.

Expectante en una de las sillas, como hipnotizado René va siguiendo todas las acciones del aparato que transforma el azar en alegría o tristeza.

Ha perdido casi todo el dinero que obtuvo por la venta de la casa de su abuelo, que recibió en herencia el mes pasado, algo que ha ocultado a su esposa con quien las relaciones sentimentales van muriendo por su afición a los juegos de azar, especialmente a la ruleta, que como droga lo incita a jugar a cada instante.

Una voz a su lado le saca de su abducción.

-Yo puedo hacerte ganar si lo deseas.

Es un hombre de unos 60 años con lentes negros y sombrero que le impiden ver bien su rostro.

- ¿Cómo estar seguro que no eres un estafador?

-Has jugado el siete rojo y la bolita caerá en el 4 negro.

Segundos después ocurre lo que el desconocido ha vaticinado.

Lo mira alerta y extrañado.

- ¿Trabajas acá?

-No, soy el señor de los juegos y los vicios.

- ¿Qué deseas?

-Hagamos un pacto y todas esas fichas que tienes sobre la mesa te devolverán casi todo lo que has perdido hoy.

- ¿Quieres que te dé un porcentaje de las ganancias?

-No, el dinero no vale nada donde vivo.

El croupier en voz alta invita a los asistentes a jugar.

- ¡Hagan sus apuestas!

Él toma la mitad de las fichas y el extraño le dice.

-Vas a perder de nuevo.

- ¿Cómo estás seguro?

-Porque lo sé todo.

- ¿Qué quieres?

-Tu alma.

- ¿Mi alma? ¿es una broma?

-No, es una propuesta, deja de jugar y verás que la bolita caerá en el 6 rojo.

Intenta colocar en el numero vaticinado y el hombre le dice.

-Si lo pones en el 6 rojo entonces cambiaré el número y perderás.

Está confundido y hace lo indicado por el hombre, quien se toca el ala del sombreo y efectivamente cae en el número que ha dicho.

Esto lo estimula a hacer un pacto con el hombre misterioso.

- ¿Quieres mi alma? ¿Eso indica que moriré al ganar? Porque si es así no veo la gracia.

-No, vivirás los años que el destino te ha pautado, pero cuando llegue la horade tu muerte me llevaré tu alma al infierno.

Un escalofrío lo recorre todo y se le pone la piel de gallina, el hombre sentado a su lado es el mismísimo diablo.

-Al fin y al cabo, no sabes si ese es tu destino final. ¿Quieres ganar?

Después de perder tantas veces sin dudas ganar le dará una satisfacción indescriptible.

-Hagan sus apuestas –vuelve a decir el croupier.

-Está bien, acepto.

-Hay otra condición.

- ¿Qué más me puedes pedir además de mi alma?

- No debes jugar más, si lo haces morirás inmediatamente.

-O sea estoy cambiando mi alma por una sola jugada. –Comenta.

-Así es, tomas lo ganado, te marchas a tu casa a atender a tu familia y no vuelves a jugar más, no solo ruleta sino cualquier juego de azar o donde ganes o pierdas dinero.

Lo piensa, han sido tantas veces la que ha perdido que el ganar es como una utopía.

Respira profundo.

-Hagan sus apuestas –repite el croupier.

-Acepto. –le responde al hombre.

- ¿Seguro?

-Si.

-Entonces pon todas las fichas en el 24 negro.

Lo hace y cierra los ojos.

Escucha el sonido de la bolita girar.

Su corazón palpita alocadamente.

Sus oídos perciben cuando esta se detiene y el sonido que produce cuando cae en un numero.

-El 24 negro es el ganador. -grita el croupier.