Lo que aconteció en el muelle.

Se presentaron al muelle los esposos Carlos y Alondra, ante la vista de los presentes eran un matrimonio feliz que siempre gozaban de las vacaciones en una de estas embarcaciones, en esta oportunidad pasarían un fin de semana, todo estaba dispuesto en comida, bebidas entre otras cosas. Mientras se disponían a zarpar, Carlos se lleva la mano al pecho en señal de que algo no estaba bien, su cara feliz dió un giro mostrando gestos de dolor, sus piernas se desvanecieron, Alondra va a su auxilio, lo llamaba por su nombre, pero Carlos estaba entregado al mal momento que estaba pasando, ella pide ayuda a los trabajadores del muelle.

En cuestión de minutos llegaron a prestar la ayuda médica a Carlos, pero todo indicaba que estaban en presencia de un infarto, Carlos fue trasladado de urgencia a un hospital, para realizarle los estudios pertinentes al caso. Después de valorarlo Carlos y Alondra regresan al hogar con una larga lista de recomendaciones, incluyendo medicamentos, dieta y reposo.

Hoy hace un año del percance de salud de Carlos y recuerdan el día que llegaron entusiasmados al muelle para su viaje que no se realizó, que no pudieron disfrutar del sol, de la belleza del mar, del atardecer porque un infarto se lo impidió y a la vez dar gracias a Dios que el evento se le presentó en el muelle y no en alta mar.

Carlos volvió al muelle en calidad de visitante y no como viajero, ver las embarcaciones dispuestas a zarpar, sentir la brisa marina como acariciaba su rostro y hacía bailar su cabello, las palmeras como vigilantes gigantes, el agua del mar golpeando con suavidad la orilla, con solo ver el muelle y su movimiento lo llenaban de vida.