¡Holiiiis, mi gente bella de Steemit! 🎄✨Quiero seguir compartiendo con ustedes cómo fue mi 24 de diciembre en familia, una noche que estuvo llena de tradiciones, risas y momentos que me recordaron lo valioso de estar rodeada de los míos♥️

_{Portada de mi autoría creada con PicsArt}

Como les conté, la celebración fue con mi familia materna. La mesa estuvo llena de sabores que evocan la Navidad venezolana: hallacas, ensalada de gallina, pan de jamón y ese brindis que nunca falta. Mientras cenábamos, compartimos historias, recuerdos y planes para el nuevo año. Fue un momento de unión, donde cada palabra y cada gesto reforzaban lo importante que es mantener viva la tradición.

A la medianoche, llegó el momento más esperado por los más pequeños: la entrega de los juguetes del Niño Jesús. Ver sus caritas iluminadas de emoción, los saltos de alegría y los abrazos espontáneos fue un espectáculo que nos llenó de ternura. Los adultos nos convertimos en cómplices de esa ilusión, organizando todo para que cada niño recibiera su regalo con la mayor sorpresa posible.

Este año, además, me tocó un papel muy especial: fui una duende de Santa. Me encargué de forrar los regalos de mis primitos, ponerles lazos y asegurarme de que cada uno tuviera su sorpresa lista. Mientras envolvía los obsequios, pensaba en cómo esos detalles se convierten en recuerdos que los niños guardarán toda la vida.

Pero la noche no terminó allí. También hicimos un intercambio de chucherías, una dinámica divertida que se ha convertido en tradición en mi familia. Cada uno llevaba bolsitas con dulces, galletas o chocolates, y al momento de repartirlas, todos recibíamos algo distinto. Fue un gesto sencillo, pero lleno de cariño, porque detrás de cada bolsita había la intención de compartir y regalar un pedacito de alegría.

Los niños, por supuesto, fueron los más emocionados, corriendo de un lado a otro con sus bolsitas llenas de golosinas. Los adultos también disfrutamos, porque más allá de lo material, el intercambio simboliza unión y la capacidad de dar incluso en lo pequeño.

Mi 24 de diciembre fue una mezcla perfecta de tradición y alegría: la cena familiar, la entrega de regalos del Niño Jesús, mi papel como duende de Santa y el intercambio de chucherías. Cada momento tuvo su propio valor y me recordó que la Navidad no está solo en los adornos o en los regalos grandes, sino en los gestos sencillos que nos hacen sentir acompañados y queridos.

Al final de la noche, me quedé pensando en lo afortunada que soy de tener una familia que celebra unida, que mantiene vivas las costumbres y que me permite ser parte activa de esa magia. La Navidad es eso: un espacio para compartir, agradecer y dar amor en todas sus formas.

Saludos y bendiciones para todos💗💗💗

Todas las imágenes de éste post son de mi autoría y de mi galería personal