Lunes de Escritura 27/02/2023 / El mediador

Hola mi gente bella de Steem Venezuela. Hoy les traigo esta historia que espero disfruten como siempre.

Don Jesús preparando su alegato

Cada vez que en barrio ocurría algún problema los vecinos solían acudir donde Don Jesús, un señor de 55 años que desde muy niño se ganó la confianza y cariño de la comunidad y desde hace 20 años ejercía como abogado y representante legal de aquel sector.

La gran mayoría de los casos los había resuelto de buena manera y lo más importante es que Don Jesús nuca cobraba sus honorarios profesionales sino que lo hacía como una labor social porque la gran mayoría de las personas que acudía a él eran gente muy humilde y sin embargo a pesar de que no obtenía ganancias por su trabajo nunca le faltó nada, porque la comunidad siempre le llevaba algún presente en especie como frutas, verduras, alimentos.

Todas las familias de aquél barrio de alguna manera le debían algún favor a Don Jesús, por ello era la persona más querida y admirada en aquella región.

La gente humilde del barrio de Don Jesús

Una mañana cuando Don Jesús se disponía ir al juzgado, lo interceptaron unos hombres y entregándole un sobre blanco le dijeron: “Escuche Señor Jesús, usted en los últimos cinco años no ha pagado la cuota acordada por la renta de su casa, y sabemos que mi papá le tenía estima y por eso nunca le obligó a pagar, pero ahora que él ha muerto, yo he heredado esa casa y como no me ha pagado, aquí le estoy entregando una orden de desalojo y espero que para este fin de semana ya usted se haya mudado”.

Don Jesús en el momento en que es interceptado

Don Jesús se preocupó un poco porque sabía que no poseía el dinero para pagar su deuda y al mirar la orden de desalojo pudo notar que era un procedimiento totalmente legal y que debía obedecer para no incurrir en faltas mayores y lo peor de todo era que toda su familia se había ido del país y estaba solo.

Una vecina que presenció la escena se le acercó y le dijo: “Don Jesús, no se preocupe que entre todos veremos de qué manera lo podemos ayudar, vaya a atender sus asuntos en el juzgado y de lo demás me encargo yo”. Don Jesús le dio las gracias pero se fue con la misma preocupación pensando en qué haría y a dónde se iría si no contaba con dinero ahorrado.

Cuando llegó al final de la tarde todo el barrio estaba reunido en torno a su casa y la vecina con la que había hablado anteriormente tomó la palabra diciendo: “Don Jesús, queremos comunicarle que en decisión unánime la casa que pertenecía al Señor Francisco, su hija se la ha obsequiado y cada uno de nosotros hemos realizado una colecta para que usted disponga de unos ahorros para cualquier emergencia. Desde ahora en adelante, todos los vecinos que hemos disfrutado de su servicio desinteresadamente le aportaremos un porcentaje de nuestro sueldo para que no le falte nada”.

Todo el barrio reunido esperando a Don Jesús

Las lágrimas corrían por la mejilla de Don Jesús de pura gratitud ante la espléndida acción de toda aquella gente que de manera solidaria demostraron su cariño fraterno.