¿Quién soy?

Hola, mi nombre es Ingrid del Valle Guerra. Soy nativa de la ciudad de Güiria, estado Sucre, Venezuela, donde viví una infancia y adolescencia plena, pero resido en la ciudad de Cumaná, y desde hace más de 17 años me dedico a la docencia universitaria, en la Universidad de Oriente, Núcleo de Sucre, en el área de las matemáticas. Aunque amo apasionadamente mi carrera, siento que algo se me ha quedado en el camino, algo ha quedado inconcluso en mi #universo personal. Por qué digo esto? Quizás porque aprendí a amar a las matemáticas después de haber convivido algunos años con ella, después de acostumbrarme a ella, después de hacerla mi cotidianidad. Quizás hice una carrera sin vocación y a ella (la vocación) la tomé en el camino, pero me gustó el tránsito mientras buscaba mi verdadero camino y me quedé allí, haciendo matemática pura, en un país y un estado donde los matemáticos terminamos familiarizándonos con una pizarra y una tiza. Y entonces nació la pasión por ella. Por educar. Por enseñar. Por aprender más. Por entender que se aprende de lo que se sabe y de lo que saben los demás. Que todos a tu alrededor saben muchas cosas que te van a ayudar y complementar en tu pasión. Que sin ellos de nada sirve apasionarte. Aprendí que es más fácil enseñar que aprender, pero enseñar de verdad, con ganas, con pasión, sin egoísmo, pero con mucha profesionalidad y dedicación. Y ahora estoy aquí, queriendo esto como a mi vida y tratando de hacerlo cada día mejor. Aun así, me pregunto qué hubiera pasado (¿es cierto que el hubiera no existe?) si no me hubiera apasionado por las matemáticas? Hoy, cuando recuerdo lo que quise ser, siento que las habilidades que tenía para el arte, por ejemplo, no las hubiera desarrollado tan bien como se requiere. Pero tengo algo de ellas, están dentro de mí con ganas de aflorar. Pintar un cuadro; escribir una canción y/o un libreto para una obra; tocar guitarra. Eso es posible aún, pero no me atrevo, no me aventuro. Aunque sé que este mundo es de aventuras, de atrevimiento, vivir sin mirar atrás, vivir siempre mirando al frente, persiguiendo tus ideas, procurando tu destino. Por eso digo que algunas cosas se me han quedado en el camino, y tomando en cuenta que “nunca es tarde”, creo que me atreveré, me aventuraré… Lo único cierto a todo esto es que debemos sentirnos bien con lo que somos y con lo que hacemos…