GUÍA PARA DOMINAR A UNA MUJER: Publicación No Apropiada para Personas Sensibles

Esta publicación seguramente traerá mucha polémica pero se trata de información verdadera que he podido obtener de mi experiencia personal y mediante la observación de ciertos patrones de conducta que se repiten constantemente sin importar el área geográfica, la etnia o la religión a la que pertenezca la mujer.

A continuación los pasos a seguir para dominar completamente a una mujer:

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1. La Seducción: Al conocer a una mujer que nos atrae debemos tratar de ser siempre nosotros mismos y de no aparentar ser lo que no somos. Demostrar confianza y seguridad es muy importante como lo es el ser positivos y cuidar nuestra apariencia personal. Hay que observar y escuchar a la mujer para identificar los intereses que se tienen en común, de este modo podemos establecer un tema de conversación que sea de su agrado y que podamos manejar cómodamente. En poco tiempo debemos proponerle a la chica una cita en algún lugar especial para comer, beber, disfrutar de una película o de un paseo. El día de la cita debemos llegar siempre con un pequeño obsequio que le haga recordar la ocasión. Durante la cita es recomendable hablar en forma positiva sobre nuestros logros personales y evitar hacer comentarios sobre nuestros fracasos. Para seducir a una mujer es necesario mantener la mirada en ella mientras le hablamos, de modo que podamos crear una conexión emocional, sin embargo no debemos quedárnosla viendo fijamente por mucho tiempo porque esto pudiera asustarle. A la mujer le gusta ser halagada, pero no en exceso, pudiéramos decirle ocasionalmente que nos gusta su mirada, su sonrisa, su personalidad, etc. Por otra parte, a las damas también les gusta que les hagan sonreír hablándoles sobre temas divertidos y hacerles sentir que son ellas quienes están más interesadas en iniciar una relación amorosa, es decir que no debemos acosarlas sino dejarles su espacio y ser pacientes pero constantes.

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2. El Placer Sexual: Una vez que la mujer haya consentido el primer beso mediante su mirada, este evento ha de repetirse incrementando gradualmente su intensidad hasta obtener el permiso para ir más allá, acariciando su cuerpo hasta llegar a sus partes más íntimas que han de ser estimuladas en un principio con las manos, luego con la boca mediante el sexo oral y finalmente llegar a la penetración, procurando ser suave en un principio y luego realizar movimientos cortos y rápidos. Es recomendable cambiar varias veces de posición antes de hacerle llegar al orgasmo y permitir que sea siempre primero la mujer en lograrlo. Los gemidos de placer de la mujer estimularán también al hombre a una rápida eyaculación. En caso de pertenecer a una cultura o religión que prohíba las relaciones sexuales prematrimoniales puede pasarse al siguiente paso y justo después del matrimonio aplicar el Placer Sexual, al menos que ambos acuerden mantener el Pecado en secreto.

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3. El Compromiso: Luego de haber conquistado a la mujer mediante la seducción y el placer sexual, deben iniciarse los acuerdos sobre los planes a futuro de la pareja. ¿Cuándo nos vamos a casar o a legalizar nuestra unión?, ¿Dónde vamos a vivir?, ¿Cuántos Hijos queremos tener? Vendrán las reuniones familiares y querrá contarse con la aprobación de los padres de ambos miembros de la pareja. También debemos de procurar mantener buenas relaciones con ellos de modo que no se presente ningún tipo de obstáculo. Afinados todos los detalles se procederá a realizar la boda o a legalizar la unión de hecho. Posteriormente a uno de estos actos se obtiene un documento legal que le dará mayor seriedad a la relación. Hay que hacer énfasis en que ese documento representa un contrato importantísimo y que desde entonces la mujer le pertenece al hombre. Entonces, el Acta de Matrimonio debe hacérsele ver a la mujer como si se tratase de un título de propiedad. De hecho, en algunas culturas y religiones es así.

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4. La Dependencia Económica: El hombre, sea empleado, obrero o empresario, debe siempre obtener mayores ingresos a los de su mujer. De igual modo, su nivel de instrucción debe ser igual o superior al de ella. Esta situación pondrá en grado de dependencia económica a la mujer. Una vez que esta quede en cinta de su primer hijo, es la oportunidad para convencerle que trabaje desde casa para que pueda atender bien al bebé que está por llegar, sin dejar de percibir ingresos, aunque estos puedan disminuir un poco. Si se tiene la posibilidad económica de que la mujer no trabaje sino que se dedique plenamente a su hogar también es factible porque en una casa siempre hay cosas que hacer y de igual modo se mantendrá ocupada, especialmente si tiene hijos. No debe fomentarse la holgazanería de la mujer, sino más bien que mantenga el hogar impecable, cocine, lave la ropa, atienda al marido y a sus hijos lo mejor que se pueda. Es importante que la mujer se mantenga ocupada y que sienta un gran sentido de pertenecía a su propio hogar y a su nuevo núcleo familiar. Por otra parte, el matrimonio debe establecer su residencia a cierta distancia de las familias de la mujer y del hombre para evitar intromisiones indeseadas y problemas innecesarios. Es un grave error vivir en casa de los genitores del hombre o de la mujer porque la pareja necesita la mayor privacidad posible. Alejar a la mujer de familiares y amigos facilita el proceso de dominación.

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5. La Dependencia Emocional: Desde un principio hay que darle constantes muestras de afecto y atención a la mujer. Ella debe sentirse querida y estimada por su dueño. En ningún momento debe saber que el hombre ve a la mujer como un ser inferior, sino que la consideramos igual a nosotros. El hombre debe tomar las decisiones importantes de la pareja, pero siempre después de haber escuchado a su mujer para que ella no se sienta excluida. No hay que dar muestras de debilidad sino más bien de firmeza en las decisiones tomadas y en la ejecución de las mismas. Esto hará que la mujer sienta admiración y respeto por su pareja. Cuando un hombre es débil de carácter y no toma las decisiones apropiadas al tiempo justo, la mujer suele tomar las riendas del asunto y se apodera del liderazgo. Cuando la mujer se convierte en líder de la relación de pareja es difícil para el hombre volver a tener el control total de la situación, al menos que se trate de un hecho circunstancial, como pudiera ser una enfermedad o accidente sufrido por el hombre que le incapacite física o mentalmente por un periodo de tiempo determinado.