Cada planta tiene un grato recuerdo en nuestras vidas.
En mi infancia jugabamos a escondernos unos del otro, y en no más de una ocasión buscabamos plantas para hacerlo como esta que llamabamos mirra allá en nuestras comunidad.
Era divertido siempre hacer aquellos juegos en casa de doña Menche, pero no lo era cuando a alguien se le ocurría la brillante idea de esconderse en esta hermosa planta que es muy frondosa, cuando había algún rezo o alguna celebración como un vía crucis, una posada o un rezo de acción de gracias nos reuniamos en aquella bella casa y mientras los adultos compartían nosotros los niños también nos reuniamos a divertirnos.
Porque no era divertido, sus hojas tienen en la punta una espina muy puntiaguda que al acercar la piel se te incrustará causandote un dolor intenso, aparentemente inofensiva la plantita, pero con el afan de jugar y escondernos rápido y que no nos encontrarán nos escondiamos en cualquier posible lugar muy cercano antes de ser descubiertos y perder el juego, entonces con toda la adrenalina en el cuerpo más de alguno se encerraba en aquella planta llena de tortura a esconderse de quien nos perseguía, y aunque a uno le doliera podía mas la gana de no ser descubierto que el hecho del dolor inflingido en aquella planta hermosa y dolorosa a la vez, cuando el desdichado niño salía de aquel tormento se quedaba callado con su dolor para sí mismo, sin decir nada para no ser el blanco de burlas del resto, sino más bien salir campeón del juego por no haber sido encontrado, claro al no decir en la siguiente ronda no era el sino otro niño el que se encerraba escondido en aquella aparrada planta que lo escondería a un costo muy doloroso.
Entonces en nuestra propiedad también la tenemos es hermosa de hojas alargadas, con su punta puntiaguda y punzante muy fuerte, al verla recorde aquellas épocas de infancia tan maravillosas que uno vive solo una vez en esta bella vida tiempos de libertad llenos de cosas bellas calor familiar, amigos, compañerismo.
La planta también es muy resistente tiene raíces profundas en una ocasión intente arrancarla y me canse de escarbar y no logre mi cometido pero espero hacerlo un día para tener esta belleza en el patio de casa así como en aquella mágica casa existía y era la que siempre recibia las visitas en casa de doña Menche.
Hoy que tengo las fotografías quiero dejarlo como una anécdota de una infancia llena de mucho amor, grandiosos recuerdos y momentos inolvidables que a pesar que no volverán siempre los llevaré en mi corazón.
Gracias por la visita recuerden material propio fotos incluidas.