Hambre
No son las paredes del cuarto desolado compactándose lo que me queda aun así grande
como un instante al que no estaba destinado
como aquel aquelarre que me vio nacer
Son aquellos senderos que mi maldición traza
los que desbocan la ausencia en mi tacto
en la mirada distante que huye inútilmente de mi propio ser al ver su espejo en ti
Los senderos son tardes pardas donde el tedio ha decidido quedarse
Y tu silencio acomete contra el viento, contra su misterio.
Tú, que te congracias cuando roes profunda, constante
mi carne la exhibes con orgullo
sólo para hacer de mí sangre tu oasis
para recordarme que me deshago por ti
y yo, que imperiosamente contengo aquella estratagema mirando a la nada
enajenado a ti de igual manera
mis lágrimas corren al son del susurro de las palmeras que silban tu nombre
Porque sin darme cuenta, ya me he rendido y me he aferrado a ti
de pronto, tú lo eres todo cuando la hora de futilidad arrecia
cuando la virtud no consigue romper tu silueta
para volverte sombra, para volverte retardo de mis anhelos.
Tu ser se me antoja como un mundo
pero eres flor marchita en la noche abrumadora
que bañada en el rocío dual de la miseria y la lujuria
yo acojo en mi pecho para apaciguar mi asfixia
para que tus espinas de plata
penetren mis entrañas y hagan estragos
danzando proféticas en las oscuras y húmedas galeras de mí ser
Porque estoy entregado a ti desde que nací
tú, que has sido mi primera madre, mi primer rival
por ti olvido que soy hombre
que estoy más en el instante de una consumación
que en el ensueño del porvenir
Soy tu esclavo, porqué negarlo
si eso hace que la vida me pese aún más.
Tratar de no volver a ti es muerte y tentación
una revolución absurda que sólo te satisface a medias
es la única oposición clara a la que me llevas
el fin del sueño.
Artwork by Billelis