Hogar, dulce hogar (mi historia)

Tenía miedo. Estaba ahogada en el pasado, con mis propios fantasmas persiguiéndome entre la oscuridad, temblando constantemente.

Pasé por demasiados golpes y necesitaba respirar, necesitaba encontrarme. ¿Pero cómo hacerlo? ¿Quién podría ayudar un alma en una desolación máxima como la mía?

De pronto en el camino torpe de la vida, me encontré con muchísimos ángeles que me enseñaron que yo tenía el poder y la capacidad de renovarme, de crecer, de respirar, que todo iba más allá de la tristeza. Entonces comencé a dar pasos agigantados: me quité un par de caretas, empecé a decirme a mí misma la verdad: que no quería seguir en lo mismo, que quería caminar, respirar, ser libre, al menos entre el desastre. Sé que es complicado aspirar sentido de libertad en las roturas de la ciudad. Pero lo hacía, lo quería, no quería seguir siendo infeliz.

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Y entonces de la noche a la mañana, una decisión: conseguí una oportunidad maravillosa entre arte, espiritualismo y sanación. Un ser me abrió las puertas de su casa y me brindó la mejor habitación que pudiese imaginado. Sí, tomé la decisión de abrirme a las posibilidades, de abandonar las cosas que me hacían daño, de dejar mis malas energías atrás: QUIERO SER FELIZ.

Y lo fui. Me encontraba en el taxi, nostálgica, con mi ampli, mi guitarra, mi maleta de mano y la noche con su entorno. Caracas con su adictiva peligrosidad, envuelta entre las nubes y las luces que parecían oportunidades e historias. El aire recorría mi cara y yo tenía mucho miedo: ¿Qué pasaría con todo lo que dejara atrás? ¿qué iban a pensar todos? ¿cómo sería esta vida de ahora en adelante? No lo sabía, pero habia dejado de importarme.

Entré a la casa con las maletas, nerviosa. Una residencia hermosa con un sinfín de aventuras, la gente sonriente, como si me hubiese ido a otro planeta. Mi amigo me ayudó con las maletas, un ser fantástico muy unido al arte y a la sanación. De inmediato llegué con mis maletas: "home"- como diría Eleven (Stranger things). Esta era mi nueva casa, y me sentía en casa por primera vez. No había ataduras ni incomodidades, no habían dudas ni trabas. Esta era mi aventura.

Bajamos, compramos comida, y con dos cervezas en la mano mi amigo y yo brindamos por un nuevo comienzo: "Por buenas vibras y un buen comienzo" y el clin de las botellas al toparse de frente. Nos sentamos a comer, y hablamos un gran rato: de la vida, de las aspiraciones, esas clases de conversaciones que te llenan el alma y te dan ganas de ser mejor. Mi amigo me dijo "Te siento en paz, te siento tranquila" - así era.

Entré al cuarto y me sumergí en la comodidad de mi cama. Sí, esto era mío. Y mi ventana me muestra la hermosa ciudad; Caracas, entre ruinas, llena de luces, historias, cielos y oportunidades. Esto es respirar entre el desastre.

Lo único que deseo en la vida actualmente es seguir evolucionando, amando mis proyectos y liberandome. Pero lo mas importante es que deseo con todo el corazón que todas las personas encuentren a sus ángeles. Los ángeles no tienen alas, tienen pies, alma y corazón. Que todas las personas puedan liberarse y dar ese paso agigantado que les quebraba la garganta todas las noches. Que esos arrepentimientos cesen y que puedan florecer. Eso es lo único que deseo, que mi entorno sea tan alegre como me siento el día de hoy.

Una foto desde mi ventana:

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Todas las fotos son originales, tomadas por mí

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Gracias por leer. Que comience la aventura y el descubrimiento.