Para Reflexionar: El soldado después de la Guerra.

Hola comunidad, en estos momentos difíciles que estamos viviendo no sólo en Venezuela, sino también en todo el mundo les dejo esta historia reflexiva, nos ayudará a entender cada situaciones y a inspirarnos a ser misericordiosos cada día. Veámoslo desde el punto de vista de aquellos niños, adolescentes que desean ayudar a sus amigos ante la situación económica tan crítica que estamos atravesando en nuestro país.

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El soldado después de la Guerra

Fuente

Al regresar de la Guerra un soldado telefoneó a sus padres desde otra ciudad: - "Mamá, papá: voy de regreso a casa, pero les tengo que pedir un favor. Traigo a un amigo que me gustaría se quedará con nosotros".

• "Claro que sí", le contestaron llenos de alegría por su regreso, "Nos encantaría conocerlo."

-"Pero hay algo que deben saber", el hijo, siguió diciendo, "mi amigo fue gravemente herido en la guerra. Pisó una mina de tierra y perdió un brazo y una pierna, un ojo y quedó muy desfigurado del rostro. Sus padres ya fallecieron. No tiene donde ir y quiero que se venga a vivir con nosotros a casa"

-"Siento mucho el escuchar eso, hijo. A lo mejor podemos encontrar un lugar en donde él se pueda quedar."

-"No, mamá y papá, yo quiero que él viva con nosotros y que seamos su familia."

-"Hijo," le dijo el padre, "tú no sabes lo que estas pidiendo. Una persona tan limitada físicamente sería un gran peso para nosotros. Tenemos nuestras propias vidas que vivir y no podríamos cuidarle adecuadamente. Yo pienso que estás demasiado afectado con ese caso. Deberías de regresar a casa y olvidarte de él. Tu amigo encontrará una manera en la que pueda vivir él solo. Además él es la responsabilidad del gobierno y puede ingresar en un lugar para veteranos de guerra. Para eso pagamos impuestos."

Al oír esas palabras, el hijo colgó el teléfono. Los padres no volvieron a saber nada de él hasta que unos días más tarde recibieron una llamada telefónica de la policía de la otra ciudad. Su hijo había muerto al caer de la ventana de un edificio. La policía creía que era un suicidio. Los padres, destrozados por la noticia, volaron hasta allá y fueron llevados a la morgue de la ciudad para que identificaran a su hijo. Con horror, descubrieron que su hijo tan solo tenía un brazo y una pierna. El representante del ejército les relató algo que el joven había querido mantener en secreto: Había sufrido los efectos de la explosión de una mina. Él mismo era el "amigo" y quería saber de antemano si sus padres de verdaderamente lo aceptarían. Lamentablemente, al percibir la negativa, se suicidó desesperado.

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Reflexión sobre esta historia

Muchas veces pensamos que la desesperación y el suicidio son el camino y la respuesta a nuestros males. Jesús nos ama y nos acoge tal cual somos y si le entregamos y damos nuestra vida miserable completa a su voluntad, él nos lleva a la casa del Padre y vivir en la tranquilidad del paraíso.

Pero muchas personas necesitan de nuestra acogida para comprender completamente ese amor divino. Muchas personas buscan en otra encontrar las respuestas de lo que pedimos a Dios. Sentirnos amados, queridos, protegidos. Como humanos sentimos la necesidad de ayudar al prójimo. Pero cuando esas ayudas ven comprometido nuestro tiempo y nuestro dinero, entonces preferimos huir de la situación.

Ante la situación económica de mi país, he visto como muchos padres rechazan que sus hijos lleven amigos a la casa después del colegio o para reunirse para un trabajo, ya que esto conlleva la responsabilidad de ofrecerles algo de comer o merendar según sea el caso. Por una parte es entendible, pero por otra no somos capaces de entender que quizás ese niño, compañero de clases de nuestro hijo, no ha comido y que sus plegarias han sido escuchadas y que Dios usa como instrumento de ayuda a nuestros hijos para lograr complacer al niño.

Cuando omitimos estas cosas como esperamos que Dios nos ayude a nosotros. Si no somos capaces de ayudar a otro.

Hagamos un examen de conciencia ante esta historia. Pidamos a Jesús nos haga más misericordiosos.

Los padres de esta historia son como muchos de nosotros. Encontramos muy fácil amar a quienes nos resultan atractivos, pero rechazamos a los que retan nuestro egoísmo y nos causan inconveniencias.