Saludos #steemados amigos y amigas: 

El post de hoy es básicamente una reflexión interna que quiero compartir con todo el que la quiera leer... Como siempre, sean bienvenidos los comentarios y las críticas.

¡¡¡Sigo siendo humano!!!

Por: Arturo Pérez Arteaga

En varias ocasiones me he preguntado si aún conservo mi condición de humano, el motivo que me lleva a la interrogante está asociado a que con el paso de los años mi capacidad de asombro, de enternecimiento y hasta de sentir horror por las cosas que ocurren a mi alrededor, se ha visto mermada y de alguna manera me he cubierto de una coraza para que nada ni nadie pueda afectarme más allá de lo que quiero o puedo permitir.

Entonces surgen las interrogantes, ¿Qué tan humano soy? ¿aún conservo parte, por poca que sea, de esa sensibilidad que traje de origen? o por el contrario ¿me he separado tanto de mis sensaciones y sentimientos que ya puedo decir que me he deshumanizado?

Para poder responder esas preguntas he tenido que hacer mi análisis reflexivo interno y en un arranque de sinceridad decidí elaborar una lista para saber si aún me mantengo dentro de la raza más evolucionada sobre el planeta o si por el contrario me he convertido en otra cosa, un "no se que" de esos que andan por ahí como dormidos de ojos abiertos o peor aún, muertos en vida, allí está mi lista:

- Todavía me gusta jugar con la manguera en el jardín, no me conformo sólo con regar las plantas. Con el agua hago figuras en el aire y si encuentro un hormiguero lo inundo e imagino que las hormigas gritan y se defienden contra el gigante que las ataca.

- No soy piromaniaco ni nada que se le acerque pero me encanta ver al fuego arder. Me puedo quedar viendo como consume la madera o el papel mientras las llamas danzan a su ritmo particular, me fascina la vida que puede alcanzar.

- A pesar de mi condición de hombre y de haber recibido grandes dosis de machismo durante toda mi vida, en estos días veía una película donde padre e hijo se abrazaban luego de haber estado lejos por muchos años y sentí que una lágrima rodó por mi mejilla derecha. No voy a negar que me sorprendió pero no lo evité, no creo que este mal que los hombre lloremos y lo más importante que podamos enternecernos.

- Trabajaba en casa con cierto afán y mi hija pequeña se me acercó y me dijo un par de cosas, quizá nada trascendental o importante, pero en esos momento me sacó de mis preocupaciones y el sólo escuchar su hermoso tono de voz y ver su cara iluminada por la inocencia me hizo ver cuan afortunado soy de tener tanto amor tan cerca y en un ser tan pequeñito que pesa menos de lo que me pesa una pierna.

- Descubrí también que ya no estoy dispuesto a guardar rencores, no pierdo mi tiempo con eso, no me haré daño albergando odio o sentimientos oscuros en mi corazón o en donde quiera que se guarden. Si alguien se comportó mal, allá él o ella con su conciencia yo estoy tranquilo con la mía.

- Aún mantengo una gran fascinación y amor por el sexo femenino, no tengo nada en contra de los hombres que puedan tener otros gustos, los respeto. Pero todavía considero que la mujer es la creación o el producto de la evolución, que mejor quedó de todos los que poblamos el planeta. Tanta hermosura, inteligencia y capacidad juntas no pueden menos que mantenernos asombrados por un buen rato y lo menos que podemos hacer es amarlas y atenderlas lo mejor posible.

- Me gustan los animales, en especial los perros, son mis compañeros de otra raza favoritos y respeto y hasta veo con mucho agrado a las personas que son capaces de amar a los animales. Las otras, las que en lugar de amarlos los maltratan, no me inspiran confianza porque creo que la crueldad con los animales es parte del entrenamiento para serlo también con los humanos.  

- Me gustan las plantas, sobre todo las que dan frutos, aunque no puedo negar que hay ornamentales que son hermosísimas y definitivamente no necesitamos sólo de frutos para vivir, la belleza que nos rodea también nos puede salvar.

- Odio la injusticia y la intolerancia venga de donde venga, así esté disfrazada o camuflada. Quizá esa sea la razón por la que he sido toda la vida políticamente de izquierda, como diría José Saramago, por un tema más hormonal que otra cosa, porque a estas alturas de mi vida he comprobado que una cosa es la posición política y otra la militancia y de esto último no quiero saber nada.

- Como el poeta Andrés Eloy Blanco, creo que cuando se tiene un hijo se tienen todos los hijos del mundo, por eso en cada niño o niña, en cada adolescente o en cada adulto joven, no puedo dejar de mirar sin encontrar al menos un rastro, un indicio por pequeño que sea de esos loquitos que el universo me permitió tener y llamar hijos.

- Amo los atardeceres por razones que no puedo explicar, simplemente me parece tan hermosa la conjunción de colores que se presentan en ese momento de "no día" y "no noche" en el que el astro rey se retira poco a poco con la promesa de volver muy pronto.

- Me gusta jugar póker porque me agrada la sensación de apostar y ganar usando algo adicional a la suerte, pero también he aprendido a perder con dignidad y a comprender que son estas, las derrotas las que nos hacen crecer y madurar. 

- Disfruto cuando me subestiman, porque quien lo hace me da la oportunidad de sorprenderlo con muy poco. Eso termina siendo harto divertido. 

- Amo leer y sobretodo ahora amo escribir, porque siguiendo la idea de Cortázar, que bueno es poder proyectar hacia otros el sentido mas impresionante que la naturaleza me dió, el sentido de la imaginación. Puedo compartir así tantas de las cosas que ocupan mi cabeza con gente que ni siquiera conozco o conoceré alguna vez, es definitivamente alucinante. 

Creo que podría seguir escribiendo muchas cuartillas, pero en este punto ya me siento tranquilo. Estoy convencido de que aún soy un ser humano, aún no he perdido esa capacidad de amar y sentir que me parece vital para mantenerme dentro del rango permisible, lejos de las perfecciones, los ideales y los modelos acartonados, porque todos mis defectos de alguna manera me ayudan a seguir avanzado, viviendo y creciendo, como la ramita del árbol, en busca de la luz, en la dirección correcta.       

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