Gorda Puta
Roberto estaba podrido. Estaba podrido de los filtros en las fotos, de los animales maltratados al otro lado del mundo posteados por su vecino, de la empatía pérdida gracias a un voyerismo a base de memes, de los ideales que más bien parecen extrañas modas carentes de contenido, del autotune en la música, de las películas de superhéroes, de los conocidos actuando como extraños en un mundo virtual con más plástico que el real. Roberto tenía una crisis existencial millennial y no tenía muchas opciones frente a esta problemática.
No era la primera vez que le ocurría semejante cosa, el año pasado se devoró la parte de autoayuda en su biblioteca local... Lamentablemente nadie le dijo que los libros de autoayuda generalmente autoayudan a sus escritores, pero no importa, el los devoró y por un tiempo se sintio uno con el universo. En su búsqueda de sentido giro sin notarlo hacia el delirio místico y por un tiempo se supo único y especial, poco duro esto ya que lo dejó su novia y desesperanzado busco una forma de espiritualidad un poco más devaluada y simple, emergió de esa crisis siendo evangélico.
Un día se sintió estupido asociando demonios a los cigarrillos y no sin resistencia por parte de sus hermanos abandonó el culto. Ahora estaba de nuevo en el Punto de salida y obligado a rodear la iglesia que tenía a dos cuadras para evitar miradas de reproche.
Nuevamente se encontró atrapado en Facebook, copiando frases de Nietzsche y Schopenhauer para aparentar profundidad y sacándose fotos de ángulos muy específicos para aparentar juventud, en este punto este hombre sin norte se encontró con el feminismo moderno.
Su escasa formación autodidacta y su paupérrima formación formal le permitían cierta cualidad reflexiva e incentivado por la simple idea de que el mundo era una mierda gracias al patriarcado se transformó en un aliado.
Repentinamente una criatura sin útero y de acuerdo a su desempeño frente al sexo opuesto sin posibilidades reales o inmediatas de procreación luchaba arduamente por los abortos legales, por la violencia de género por la igualdad de los sexos, pero sin dejar de mirar la categoría teens de su página porno habitual.
A Roberto le faltaron dos cosas en su vida, un abrazo en su niñez y un porro en su adolescencia, ahora llenaba ese vacío con su nuevo grupo de referencia, las feministas modernas. Sintió que tenía que demostrar activamente su entrega a la causa y comenzó tímidamente a participar de marchas, eventualmente ya más audaz gritaba consignas junto a sus compañeres. Un día Carla de 16 años le pregunto "te escribo algo en la espalda?" Roberto oculto como pudo su alegría, sentía que por fin el movimiento lo aceptaba, respondió "por supuesto" e hizo su parte en la protesta con una frase en su espalda que decía "gorda puta".
La alegría de Roberto duro el tiempo que la imagen tardó en volverse un meme viral. Al reconocerse y (aún peor) ser reconocido la internet se volvió un lugar cruel para el. Traicionado y humillado renunció a sus ideales feministas modernos y se transformó nuevame, ahora el rechazo de sus compañeres sumado al rechazo de las mujeres en general desataron toda su misoginia, misoginia que cualquiera destruía con argumentos superficiales... Roberto nunca fue bueno al destilar odio, principalmente por su escaso contenido general.
Roberto era una criatura llena de odio y resentimiento, alguien horrible tanto por dentro como por fuera, grotesco, peligroso y medio estupido. Desesperado y desesperanzado sintió jamás encontrar su lugar... su grupo de pertenencia. Por suerte para el se equivocaba y todos sus problemas se solucionaron cuando decidió convertirse en policía. En esta fuerza encontró su lugar en el mundo al lado de los especímenes más resentidos, estúpidos y peligrosos que un país bananero amante del reggaeton tiene para ofrecer.
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