Ser estudiante Universitario en Venezuela es cada vez más difícil
En Venezuela, los ciudadanos enfrentamos situaciones cada vez más desafiantes y que limitan el poder llevar el día a día, la rutina, la vida, las cosas tan sencillas como el tener las 3 comidas diarias, poder transportarse hacia el trabajo o lugar de estudio tranquilamente, encontrarse con un amigo y tomarse un café, hacer mercado, en fin... La normalidad se hace más cuesta arriba gracias a la crisis social-humanitaria.
Ser estudiante es otra de esas cosas que tienen muchas complicaciones: el transporte público funciona a medias y para un estudiante, que lo utiliza a diario, le es costoso a la hora de sumar la tarifa semanal (ni siquiera mensual). La alimentación es otro tema que deja mucho que desear, un estudiante necesita alimentarse bien para poder soportar el impacto de la rutina de estudio, sobrellevar la presión, el estrés y el insomnio. Sin embargo, a esto se le suman otras vertientes como que algunos jóvenes han tenido que asumir la responsabilidad de ayudar en la manutención de sus hogares, desde ser el sustento económico del hogar hasta ser quien lidere las colas para conseguir una pieza de pan para cenar. No obstante esto, el estudiante promedio venezolano no se alimenta bien, dado que la mitad de la población no lo hace.
Hace varias semanas iba en el bus (camino a la Universidad, de hecho) y escuché a una pasajera decirle a otra que ese mes no había llevado a su hija (de primaria) al colegio porque no tenía comida para darle. En ese momento sentí mucha indignación y dolor, porque aunque toda esta situación haya traído que nos desensibilizáramos los unos con los otros (y no por ser egoístas, sino como una forma de protegernos y mantener una "salud mental" -aunque ficticia- que nos deje avanzar con el siguiente día), estas son cosas que no puedo ignorar, y no me puedo callar. He tenido compañeros de estudio que han abandonado la Universidad para dedicarse a trabajar y poder ayudar en sus casas porque con el sueldo de sus padres los números no dan. Compañeros que han abandonado sus sueños y proyectos de vida a los dieciocho y veinte años para poder poner un plato de comida en sus mesas. Y quienes siguen formándose lo hacen en una batalla contra el tiempo y en una prueba de alto nivel de resistencia que nadie sabe cuánto tiempo podrían soportar.
El propósito de este post no es recordarle de manera amarga a los venezolanos la realidad que afrontamos, ni a los demás usuarios los típicos lamentos de que "estamos mal". Quiero dar un mensaje diferente: hay que seguir.
Como mencioné en el párrafo anterior, estamos en una prueba de resistencia, y creo que jamás estaríamos tan preparados para cualquier otra cosa si no viviéramos lo que vivimos. No estoy sugiriendo que sea algo positivo lo que se pasa en Venezuela, pero siempre, bajo cualquier circunstancia, hay que sacarle el jugo a lo que hay. Venezuela está en quiebra de capital humano, y ese es el compromiso que seguimos teniendo los jóvenes ahora, pero no podemos abandonar nuestros sueños del todo porque así solo estamos ahogando más el país en el barco de la ignorancia. Además, ¿qué queda para con nosotros, nuestra felicidad, nuestra paz, nuestra tranquilidad? Somos jóvenes, con sed de comernos el mundo, y no vamos a detenernos aunque nos quiten el pan debajo del brazo.
Es muy difícil sobrellevar la vida en Venezuela, es verdad, y todo tiene un punto de quiebre, todos tenemos un fondo y sabemos qué debemos hacer cuando lo tocamos, pero yo creo que mientras no se tengan opciones mejores, hay que seguir. Aprovechar lo que este país tan noble y bondadoso tiene para darnos, pensar en los errores que se cometieron en el pasado, y rectificar y seguir, seguir, que la vida siempre valdrá la pena, y todo es temporal. Habrá de ser una satisfacción enorme lograr graduarse de la Casa de Estudios que tanto cariño le tienes, en la carrera que tanto quisiste, y luego poder empezar a construir la vida que tanto quieres. Quizá suene un poco novelesco hablar de "sueños" en un país donde ya ni podemos dormir tranquilos, lo es, es una visión osada, pero soñar es importante, la esperanza es lo que nos mantiene vivos, y mientras estemos vivos, todo es posible. Estamos en una batalla de resistencia y podemos demostrar que nosotros podemos más.
La Ilustración tiene la firma de Olivares, pero la obtuve en el siguiente enlace
Nunca se deja de soñar, lo último que se pierde es la esperanza, amiga, mientras exista por lo menos una chispa de esperanza es suficiente para seguir viviendo y es lo que nunca nos detiene. No te desanimes, recuérda "no hay mal que dure mil años ni cuerpo que lo resista...·
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