SHINE, LA TRÁGICA VIDA DE DAVID HELFGOTT
Las películas biográficas, en muchas ocasiones, son la ejemplificación de cómo la realidad supera a la ficción; con argumentos tan increíbles y poco convencionales que, quizá, ni habrían pasado por la mente de un artista. Pero es que, si pensamos bien, el cine siempre tomará elementos de un contexto real, sea para inspirarse, criticar o transformar la vida como se conoce.
En este orden de ideas, el director ugandés Scott Hicks, con su obra Shine (1996), se mantiene en este paradigma y plasma en su obra, la vida del famoso pianista australiano David Helfgott; famoso por la maravilla que era en su instrumento, pero, al mismo tiempo, reconocido por su trágica existencia. Hicks, en esta oportunidad, tenía en sus manos una de esas historias sobre malaventuras reales que se acercan a la imaginación, como si se tratasen de una ficción cinematográfica más, no obstante, para la mala suerte de nuestro protagonista, ésta era su biografía.
David Helfgott es un niño prodigio, un virtuoso del piano, nacido en Australia bajo el seno de una familia judía polaca. Él, en su instrumento es un Wolfgang Amadeus Mozart, un ser que ha trascendido en su arte; él es tan igual a Franz Liszt o Frédéric Chopin e, incluso, un Niccolo Paganini en el teclado.
No obstante, su fortuna y vida nunca fueron directamente proporcionales a su talento. Lamentablemente, hablamos de un David niño, interpretado por Alex Rafalowicz, que ha sufrido las consecuencias de la retorcida exigencia del padre, Peter Helfgott (Armin Mueller-Stahl), quien se encontraba obsesionado con crear un pianista extraordinario y virtuoso; objetivo que, bien o mal, cumplió.
Shine, en forma no lineal, nos muestra a un joven David Helfgott (Noah Taylor), cuyos abusos del padre habían inculcado en su corazón miedo y rencor hacia su progenitor. Habilidoso en el piano, con la ayuda de su profesor Ben Rusen (Nicholas Bell), gana concursos y reconocimientos que llamaron la atención de ciertos institutos importantes, entre ellos, el Conservatorio Real de Londres.
En un momento, un David impulsado por el ímpetu y brío de la juventud, decide enfrentar a su padre y partir hacia donde sus sueños están, a Londres; asegurándose una enemistad de por vida entre ambos. Pero ya era tarde, un daño irreversible estaba hecho, el maltrato mental por parte de Peter, si bien logró formar en él a un genio, lo había atrofiado para siempre.
El filme, también, nos muestra al David adulto, interpretado por un conmovedor Geoffrey Bush, con una enfermedad mental que, pese a la gravedad, no lo limita como intérprete, aunque sí lo aleja por muchos años de los escenarios y no le permite ser un miembro activo de la sociedad. Sin embargo, no todo es oscuro para el genio, y el amor comprensivo de una mujer será capaz de otorgarle cierta normalidad a su vida y devolverlo a la sociedad como el gran músico que es.
Además de deleitarnos con la maravillosa y emotiva interpretación de Geoffrey Bush, la cinta nos seduce con las exquisita selección de piezas musicales, como la energética Polonesa Heroica de F. Chopin, la dinámica Rapsodia Húngara de F. Liszt, y el imbatible Concierto para Piano n° 3 de S. Rajmáninov.
Una película llena de contraste en historia, donde vemos éxitos, pérdidas, amor y desamor. Scott Hicks logra plasmar, con todo el encanto y carácter que merece tener la vida, en pantalla, del célebre pianista australiano. Una película interesante, vibrante y enternecedora que, fuera de la tragedia, te deja absorto por las circunstancias fenomenales de la realidad.
Este es una reseña que escribí para mi portal web República del Cine, por si les interesa saber más al respecto sobre temas relacionados, pues por acá trataré de publicar variedad.
I was looking for something to listen tonight before to go to bed... thanks for reminding me about Rachmaninov! :) Been a long time :)
Rachmaninov <3 so amazing. I'm so fan of Penderecki, do you ever listen to him? Thanks for you vote.
Esta si la había visto hace tiempo y es cierto, tema muy interesante y brillante actuación de Geoffrey Rush.
Sí, ciertamente es muy convincente. Es una buena película y el repertorio musical me encantó.