Sabina y el abismo
Aunque sea primavera. El verano acabó y el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno. Ojalá, Sabina, que el pozo sea menos profundo que lo profundo que parecía el metro y medio de profundidad desde el escenario al suelo, con los bafles de por medio, que tuvo tu caída en el concierto que tú y el Nano celebrábais en el madrileño Wizink Center esta semana. En el vídeo se te ve mirando hacia abajo, buscando la línea blanca que separa en ocasiones el todo de la nada y Sabina y viceversa. Cómo no viste el abismo. A los 71 que acabas de cumplir el abismo ya no te debe abismar. Ojalá que volvamos a vernos, que la UCI dure lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks…
Sabina en silla de ruedas llevado por Serrat tras su caída al foso
Quienes fuimos niños en Málaga en los años 70 hoy velamos ya adultos por que se mejore del todo Sabina. Málaga fue la ciudad con la que se amancebó Joaquín en aquellos años; "donde estrené mi primer bombín" dijo en un concierto en 2009. En los años 70, en el bar Zambra de Pedregalejo, Sabina escribía sus canciones en paquetes de tabaco. Aquel bar era de Mike, ese malagueño que no creció mucho por soportar sobre los hombros las vigas de todos los teatros y que te mira como si estuviese siempre descubriendo todo lo que puede descubrirse detrás de un telón. Miguel Gallego le contrató entonces para que cantara mientras duraban las noches de plumaria y jazmines a la puerta del bar. Y allí les daban las diez y las once, y las doce y la una, y las dos y las tres...
Sabina antes y después del golpe
Que se divorcie de ti el desamparo, querido Joaquín...
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