El Camión de Muñecas descuartizadas que circula por Caracas.
Hola comunidad de Steemit!
¿Cómo se encuentran? Otra noche que tengo de la dicha que me acompañen. El tema que nos corresponde hablar hoy es algo inusual de ver por la calle y hasta a veces, algo creepy. Prepárense porque hoy hablaremos del Camión de muñecas descuartizadas de Caracas.
Seguramente si han estado por las calles de Catia, ubicado en el Oeste de Caracas, han tenido la oportunidad de ver este singular camión que ronda por la vía con un gran número de muñecas descuartizas a bordo. Pero las interrogantes son ¿El propietario estará demente? ¿Es algún tipo de religión? ¿Es brujo acaso?
El dueño de este camión es el Sr. Jesús Poelo Diaz quien tiene 14 años conduciendo el particular automóvil . El Sr. Jesus tiene 67 años actualmente, lo conocen por ser un hombre respetuoso y de familia, no padece de ninguna enfermedad mental (como muchos le preguntan) ni tiene las muñecas por alguna religión.
Jesús nació en Petare pero vivió toda su vida en el 23 de Enero en Catia.
Pero ¿Qué opina la familia de Jesús? El mismo Jesus comenta: “Al principio, mi familia no estaba de acuerdo. Decían que quitara las muñecas, principalmente, por las cosas que dicen del camión y de mí. Escuchan comentarios, pero ellos saben que no soy así. Soy un hombre sano. Tengo 64 años y nunca he bebido aguardiente; no me gusta. Tampoco juego lotería, no juego bingo, no juego nada. No tengo ningún vicio. Nunca he usado palabras malas. Yo soy grosero, no vulgar. Sin embargo, tengo un pecado: me gusta mucho la mujer del prójimo. Dios sabe que es así”. Información extraída de la Entrevista de Gabriela Zacarías.
El Sr. Jesús también comenta que su afición de decorar cosas no es reciente y que es un aspecto que lo caracteriza: “Casi toda mi vida he manejado. Lo primero que conduje fue una bicicleta y también la decoraba; le colocaba persianas en los cauchos de atrás para que hicieran ruido. Yo he hecho eso toda mi vida. Tenía un taxi y lo adornaba a mi gusto. Le colocaba lazos por dentro y por fuera; eran chiquitos y grandes y resaltaban bastante, ¡qué cosa tan bonita! A la gente le gustaba cuando les hacía una carrera. Incluso había gente que me regalaba lazos. También le ponía luces atrás para que la gente supiera que estaba en condiciones de llevarlos. Sin embargo, este camión ha sido lo mejor. Me han pasado muchas cosas buenas. Lo que más me gusta es que ahora soy reconocido y que me siento muy feliz con el camión de muñecas”. Información extraída de la Entrevista de Gabriela Zacarías.
Pero ¿Por qué tener un automóvil con muñecas descuartizadas?
“Hago esto porque me gusta llamar la atención. No tiene nada de macabro. Si veo que esto le hace daño a algún niño, lo quito porque soy un hombre de familia; tengo dos hijos, ochos nietos y treinta años con mi mujer. He conocido gente que se horroriza con el camión. Incluso, me han detenido por eso. Al principio, cuando iba para Chacao, todos los días me paraban porque no es normal que un carro circule en la calle con cabezas de muñecas. Pero como no podían quitármelas, me mandaban a hacer un examen mental para saber si tenía problemas. Todos tenemos problemas mentales. Pero a mí lo que me gusta es el vacilón” Confesó. Información extraída de la Entrevista de Gabriela Zacarías.
Extraordinario, verdad? Como Jesús en todo el mundo hay aficiones un poco inusuales, no por ello quiere que decir que no deban ser aceptadas, solo es cuestión de ser un poco más abierto.
¡Brutal! aunque en la actualidad dejo de circular.
Gracias por tu aporte, no estaba informado del dato. Saludos!
Amigo me gusto mucho este post, me gusta saber este tipo de historias y el conocer de personas como este señor, que como el dice le gusta el vacilon.
Venezolano al fin, siempre pendiente de un show. Saludos!
Terrorífico hermano.. Es artística... Siga adelante
Me gusto muchisimo esta historia. Muchas gracías por compartirla. Es bastante interesante. No hay nada mas que caracterice a un Venezolano que el vacilon jajaja.
Woa nunca habia oido esta nota. De verdad que los venezolanos somos un vacilòn.