EL SILENCIO AZUL
EL SILENCIO AZUL.
En el paisaje solitario, lejano, sólo se escucha el sonido de las cuerdas del chinchorro donde reposa Cleto, con la mirada hacia el techo de zinc con perforaciones que dejan pasar la luz.
El sonido del techo debido a la intensidad del sol rompe el silencio por algunos segundos.
De pronto la voz de una mujer, se escucha en medio de aquella quietud.
Cleto!! Cleto!! ¿Cuándo te vas a a levantar de ese chinchorro?
Eusebia era una mujer delgada, de nariz aguileña, mirada inquieta.
La pregunta de la mujer, se quedó sin respuesta.
Mientras esta agitaba la braza del fogón con un cartón, miraba a Cleto, que empujaba el chichorro con un pie apoyándose en un palo, y con la mirada perdida hacia arriba.
Parecía que aquel hombre esperaba algo ansiado.
Comento otra vez la mujer, mientras arrimaba leña al fogón.
Guaà!!! A tì como que te cortaron la lengua.
La mujer comento de manera breve.
Ya está yuca está andando…
¡¡Será con ají que no la vamos a comeè!!
La mujer atendía el fogón y trataba de conversar con su marido.
Cleto!! Cleto!!!
¿Qué será? Este año los aguaceros si tan dilatándose.
¿Cuándo fuiste pà er pueblo, no hablaste con Bonifacio?
El es entendió y da razón de la demora de la lluvia.
La conversación parecía un monologo infinito.
Cleto no respondía, tampoco dejaba de mecerse.
Eusebia pregunto a su marido.
¿ Y temprano, no caminaste pol ahí?
Pà vel si los granos de maíz que sembraste con los palos de yuca, salieron con el sereno.
Pol que anoche venteo fresco y como que quería llovel.
Continuo la mujer con su monologo.
A lo mejol Dios metió sus maños pà que esos granos de maíz sarrgan pà lante.
De repente Cleto, cambio la dirección de su mirada.
Esquivó un haz de luz que entraba por la puerta del rancho, y iluminaba una parte de su rostro.
Busco por todos los rincones del rancho, para encontrar la fuente de ese canto alegre, que rompió el silencio, su descanso.
Pudo ver un pájaro azul que sacudió sus alas en una ponchera de peltre que tenía agua.
Picoteo un cambur veranero y se escapó por la puerta, con los últimos rayos de luz del día, para desaparecer en la noche.
Cleto se paró del chichorro y corrió hacia la puerta y más allá.
Para ver que ruta seguía.
Al regresar al rancho.
Su mujer, lo espero en la puerta.
Y le dijo.
Si no es pol ese pájaro, no te a levantas hasta mañana.
¡¡Viejo enchichorreao!!
Ándate ligero, pà que te cambies la camisa que ese aguacero llego sin avisar.
No vaya a sel que agarres un pasmo.
¿Viejo? Toò lo que viene del cielo es como el azulito.
CUENTO CORTO: EL SILENCIO ES AZUL.
AUTOR: ELIECER LEÒN VÀSQUEZ.
Hermoso! :)
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