Tierra Páramo - Capítulo V
V
(En un páramo.)
Juan Rulfo: Me agarro los cabellos y me pregunto qué es todo esto. TENGO EL VIENTRE HINCHADO EN PUS. ¿Para qué todo esto? Si lo que digo pesa. No busco la trascendencia. Debo ocultar muchas de las palabras que salen de mi boca, palabras que no se pueden decir por la censura. Palabras de loco que sólo mi alma entiende, que sólo mi voz sabe cantar. Vuelco en intestinos. Hablo con el estómago, con el vientre, con el corazón. Los lleno de mierda. Para que todos estén contentos y satisfagan su miseria. Mi voz que es voz de daga. Saldo mi deuda contigo Müller. Me cago en tu voz de héroe de mártir de genio. Amo lo que escribes y me cago en ello. Al final de cuentas la última voz demostrará que no existimos.
Heiner Müller: Somos muchos los que buscamos la última palabra. Es una de esas ilusiones que a todos nos afectan. Poder decirlo. Eso sería hermoso. Deberás contentarte con ser un payaso que divierta a los demás. Porque eso es lo que somos, Rulfo, payasos divertidos.
Juan Rulfo: Quiero matar.
Heiner Müller: Ya todos están muertos. Tú los mataste.
Juan Rulfo: Pero si soy una florecita; nada más que una dulce y melodiosa florecita que habla bonito, que escribe bonito. ¿Y todos los demás? ME CAGO EN VOSOTROS LECTORES.
Heiner Müller: No existen, nadie existe. Por eso hago lo que hago. Yo construyo imperios con la voz, construyo mundos con las letras. Me trago mis bacterias, me revuelco en mi mierda. Quisiera, como tú, poder creer en Dios, poder amarlo para cagarme entonces en él. Sólo entonces existiría, y con él, toda esa magia de la que tanto hablas. He llegado a un punto de mí que no espero otra cosa que revolcarme en mi mierda, que saborearla. NO TENEMOS NADA, RULFO. Somos voz sin dueño. Las letras no son revolución. El hombre no existe. SOMOS LA MÁQUINA DE ESCRIBIR. Todo lo demás no existe. TE REGALO MIS PECADOS quiero hacerte sentir bien. Sin ellos ni siquiera yo existiría.
Juan Rulfo: ¿Recuerdas cómo lo dijiste?:
“Me recluyo en mis vísceras. Me acomodo en mis excrementos, en mi sangre. En algún lugar revientan cuerpos para que yo pueda vivir con mis excrementos. En algún lugar abren cuerpos para que yo pueda estar a solas con mi sangre. Los pensamientos son llagas en mi cerebro. Mi cerebro es una cicatriz. Quiero ser una máquina. Brazos para asir piernas para andar sin dolor sin pensamiento.”
¿Por qué nos duelen las cosas? Después de todo no somos más que animales. Y nuestra historia es la peor salvajada.
CUANDO SEA LA HORA DEL TIEMPO FINAL entonces sabremos que nunca existimos.
Heiner Müller: Somos la última voz del último infierno. “Cuando avance por vuestras alcobas con cuchillo de carnicero sabréis la verdad.”