Muy buen post.
Realmente la originalidad del ser humano depende de dos elementos fundamentalmente, que quiero profundizar, porque son esenciales en el desarrollo integral de cada persona, a saber:
El primer elemento es el autoconocimiento. Este aspecto es de suma importancia para ser original. 600 años antes de Jesucristo, los antiguos filósofos griegos ya hablaban de la importancia del "conocerse a sí mismo". El auto conocerse es saber ¿Cuál es mi propósito en la vida? ¿Cuál es mi misión? ¿Cómo puedo contribuir a los demás y la madre naturaleza? ¿Cómo puedo dejar huella positiva, que desarrolle y reproduzca la vida del sistema al que pertenezco?...
Si respondemos concienzudamente dichas interrogantes, tal vez, iniciaremos un maravilloso proceso de conocernos, de descubrir nuestras potencialidades y talentos, de darnos cuenta de lo pequeños que somos frente al universo, pero lo gigantes que somos si activamos nuestra libertad de elección y actuamos para dar lo mejor de nosotros.
El segundo elemento es la formación: Luego de conocernos un poco y saber el rumbo que le quiero dar a mi vida, debo iniciar un proceso de formación, que finaliza el día que uno muere. Ese proceso de formación implica la formación académica y no académica.
Es asumir una actitud de crecimiento continuo, lo que implica convertirse en lector (debemos crear el hábito de leer todos los días), convertirse en investigador, sacar de cada resultado, de cada experiencia... lecciones que nos lleven a mejorar lo que hacemos en la cotidianidad.
Si activamos los procesos de autoconocimiento y formación, con seguridad que nuestra huella será original. Ese es el reto que hay que asumir.
El primer elemento es el autoconocimiento. Este aspecto es de suma importancia para ser original. 600 años antes de Jesucristo, los antiguos filósofos griegos ya hablaban de la importancia del "conocerse a sí mismo". El auto conocerse es saber ¿Cuál es mi propósito en la vida? ¿Cuál es mi misión? ¿Cómo puedo contribuir a los demás y la madre naturaleza? ¿Cómo puedo dejar huella positiva, que desarrolle y reproduzca la vida del sistema al que pertenezco?...
Si respondemos concienzudamente dichas interrogantes, tal vez, iniciaremos un maravilloso proceso de conocernos, de descubrir nuestras potencialidades y talentos, de darnos cuenta de lo pequeños que somos frente al universo, pero lo gigantes que somos si activamos nuestra libertad de elección y actuamos para dar lo mejor de nosotros.
El segundo elemento es la formación: Luego de conocernos un poco y saber el rumbo que le quiero dar a mi vida, debo iniciar un proceso de formación, que finaliza el día que uno muere. Ese proceso de formación implica la formación académica y no académica.
Es asumir una actitud de crecimiento continuo, lo que implica convertirse en lector (debemos crear el hábito de leer todos los días), convertirse en investigador, sacar de cada resultado, de cada experiencia... lecciones que nos lleven a mejorar lo que hacemos en la cotidianidad.
Si activamos los procesos de autoconocimiento y formación, con seguridad que nuestra huella será original. Ese es el reto que hay que asumir.