En la actualidad, la fotografía ya no solo es el medio más fácil para reproducir técnicamente los elementos que nos rodean, sino también es un ojo omnipresente capaz de observarlo todo (por ejemplo, el satélite fotográfico de google earth, quien produce constantemente imágenes, cada vez más reales, del mundo; o las cámaras especiales que fotografían el desconocido espacio exterior).

Bajo tal planteamiento ¿Qué puede ser es un cuerpo explorado? El autorretrato, de por si, es un viaje, un encuentro con uno mismo. Editar la foto es como re-descubrir lo conocido. Componer, es adentrarse en la jungla, con la intención de crear algo nuevo. Todas son exploraciones.

La modificación posterior al hecho fotográfico representa un nuevo génesis para lo que el sensor de la cámara procesó... la selección de estas dos imágenes (cada una conformada por más de una fotografía), parte de ese segundo génesis.

La primera, Engaño ya mostrada en Explorando el concepto de "foto trampa", pone en duda la apariencia real de mi rostro con la utilización de distintas fotografías superpuestas, cada una con una distancia focal específica.

En la segunda, Árbol, una imagen completamente inédita, manos y pies se fusionan (u oponen) a duras penas -cromática y formalmente- para la conformación de un elemento nuevo que, como cuando se miran las nubes buscando figuras, me parece una raíz.

Cada exploración conduce a una novedad, una renovación. En estos casos expuestos, tras explorar mi cuerpo hallé otro punto de partida, otro germen creativo, una nueva oportunidad de seguir siendo un demiurgo.