Volver, sentir, cambiar.
La vida se ha vuelto increíblemente monótona, he querido retorcerme otra vez en los pequeños placeres en los que me sumergía en un tiempo y no he podido encontrar manera de volver, quizá no es el momento (me digo a mi misma), pero habrán momentos y es allí donde mi esperanza todavía reposa.
He aprendido, estar triste me hace más empática con mi alrededor, a disfrutar lo poco y lo extraño, lo inusual, lo que se sale de esta realidad, he aprendido a valorar el aire cuando camino o el paisaje correr cuando se va en cuatro ruedas.
Aprendí a saborear por sí acaso no vuelvo a probar, a probar hasta el final, a intentar y seguir intentando porque no perdía nada. A veces, a aceptar. Me he abierto a posibilidades, no sé si es porque pido a gritos una salvación aunque sepa que todavía no la quiero encontrar, pues quiero experimentar lo que se siente tocar el subsuelo para no volver más, pienso en objetivos y más objetivos mientras estoy en tal crisis, crisis de la que quiero aprender.
Tome decisiones de las que haré lo posible para lograr, sé que debo dar un giro pero quiero estar completamente segura y dispuesta a conllevar todo eso. Ya basta de arrepentirse, ya basta de seguir un camino por seguir, no quiero que la vida que me han concedido sea vivida por arriba, quiero sentir, me urge hacer que valga la pena, así solo valga para mí, quiero degustar el dulce sabor de la satisfacción. Pequeñas o grandes satisfacciones.
De eso se trata, así me siento y espero enormemente que ustedes se sientan muchísimo mejor, espero que realmente sean capaces de poder notar lo que ronda a su alrededor. Un abrazo grande, muy grande.
Foto: Tomada por telefono HTC Desiree