2 harinas, 1 aceite y 11 horas (Mi debut en una cola)

in #spanish7 years ago

La madrugada se hace pipí sobre nosotros. A las 3:30 de la mañana mi mamá y yo estamos en medio de la calle abrazados bajo un paraguas. No cabemos los dos, o ella se moja los pies o yo la espalda. La lluvia se hace más fuerte a medida que va llegando más gente. Delante de nosotros hay 400 sombrillas más, y detrás se van instalando el resto.
No sabemos quienes están refugiados allí, solo que sus cédulas deben terminar en 8 o 7 y que también deben querer llenar sus neveras con algo. La mía parece el alma de Osmel Sousa: vacía, fría y botando escarcha.

Ese fue el motivo por el cual debuté en mi primera cola para comprar comida, en contra de mi voluntad y del reposo que debo guardar por las secuelas de la Hepatitis A. Pero no hay descanso con hambre. La noche previa debía decidir entre que se me desprendiera el hígado o que el estómago me siguiera despertando a las 3 de la mañana (por eso no tuve problemas para madrugar).

5:00 am. Un Guardia Nacional contabiliza a las personas presentes. “Vamo’ a il pasando de 20 en 20, reconozcan a quiene tengan alante y atrá”. Eso no era problema para mi mamá, ya los conocía a todos. Es de las que se instala a hablar con otros, la miras y te dice “pero deja la pena, muchacho” y uno solo reza porque no eche el cuento de la última vez que te orinaste en la cama.

Sale el sol. No hay señales del camión que “algo trae” al supermercado de Las Mercedes. Es un acto de fe, horas y horas invertidas sin saber qué vamos a comprar. Una harina regulada no te sale en 190 bolívares. Una harina regulada te cuesta 190 bolívares más las 12 horas que tardas en comprarla. Por eso prefiero pagar un poco más antes que perder un día en cola.

“Tengo más tiempo que plata”, es el argumento que desmonta mi reflexión anterior. En la cola la pobreza salpica varios rostros. También está en la grasa de mi cara, en las ojeras de mi mamá, pero mucho más acentuada entre quienes solo dependen de lo que traiga el camión para comer ese día.

7:00 am. Comenzamos a organizarnos en el estacionamiento del supermercado en filas de 20 personas. El guardia cuenta los grupos cada 15 minutos y si hay un número 21, queda fuera. Han aprendido a mitigar la viveza, aunque el uniforme hace que uno desconfíe.

Sigue la espera por el camión. Los paraguas están abiertos, esta vez para que el sol no nos vea. Un paredón ofrece sombra gratis hasta las 12, después de esa hora hace de las suyas “La vende sombra”, una señora que alquila su sombrilla y pedazos de cartón.

9:00 am. Los curiosos se acercan. Ven la multitud desde sus carros y generan tráfico cuando sacan sus celulares para tomar fotos. Me siento parte de un safari, nos volvimos animales que cazan comida.

Surge el instinto primitivo. Uno mira feo a todo el que haga la cola “de ladito” y forma peo cuando la comadre de alguna quiere meterse. “Yo tengo a mi muchacho sin cena ni desayuno pa’ que tú te quieras venir a colear, chica”, le dice una feroz madre a una viva que no se salió con la suya.

10:00 am. Llega el fulano camión. “Trae harina y aceite. Dos por persona”. En ese momento le pelo los ojos a mi mamá (a quien no le gusta freír comida), la miro con decepción y me dice “por algo lo cambiamos después”.

11:00 am. “¿Cuál es la cola de la tercera edad?”, dice un anciano que se asoma. Todos ríen. “Aquí nadie tiene edad. Todos envejecemos juntos”. Empiezan los chistes con respecto al tiempo de espera. El guardia contabiliza a la gente en las colas, en una hay 21. “Yo soy hija de ella, me parió en la cola”, bromea otra viva que tuvo que salir de la fila.

12:00 m. Perdí lo que me quedaba de dignidad y de pila en el celular. Sin música debí entregarme por completo al show.

1:00 pm. Encontré la noción del tiempo, que también había perdido como a las 9:00 am

2:30 pm. Entré finalmente a comprar el kit. 2 paquetes de harina y un aceite pequeño (cuando en principio eran 2). Total: 740 bolívares y 11 horas de cola.

8:30 pm. Ya gastamos uno de los paquetes de harina (el aceite está disponible para cambiarlo por cualquier otra cosa, si les interesa). Comemos todos juntos, mi papá, mi mamá, mi hermana y yo. Planificamos para que las provisiones nos rindan al menos para tres jornadas. “Ahí queda arroz con huevo para el almuerzo de mañana”, un manjar en estos momentos, no me quejo.

9:30 pm. Abrazo a mi mamá, esta vez sin paraguas ni lluvia de por medio. Le digo que quiero volver a comerme sus arepas con dos contornos, a tomarnos el café con leche por la tarde viendo El Chavo. Probar sus quesillos que saben a la nostalgia de un domingo por la tarde. Quiero verla gordita, y sobretodo, no quiero que la madrugada nos vuelva a hacer pipí encima. Necesito que escampe.

@IvanZambrano


Este texto (y esta cola) me cambiaron la vida, por eso lo elijo como carta de presentación en Steemit. Por haber echado este cuento (tan real como la crisis de Venezuela) gané el Concurso de Crónicas de Panfleto Negro 2016, un reconocimiento con también recibí el espaldarazo de profesionales de la comunicación con los que compartí mientras fui periodista de El Nacional.

Con el permiso de ellos, seguí siendo traductor simultáneo de la realidad que me rodeaba y me hice aliado del humor. Así dejé la rigurosidad de las redacciones y me interné en el serio oficio de la comedia. Comencé como guionista en programas de humor de La Mega Estación 107.3 FM, el circuito de radio juvenil más importante de Venezuela en el que actualmente escribo para el programa "Galanes de Radio".

La gente de la revista Urbe Bikini me puso el ojo y me reclutaron como uno de sus columnistas. Aprovecho ese, y todos los espacios que tengo disponibles, para dejar registro de lo que estamos viviendo los venezolanos en nuestra hora más oscura. Tal vez, dentro de unos 50 años, estas crónicas sirvan para algo.

Sort:  

Bienvenido a steemit @ivanzambrano tu relato me llegó muy de cerca, innumerables colas bajo el inclemente sol 'maracucho' tuve que hacer para la compra de ese tipo de "preciados" productos de necesidad básica.
Tu manera de escribirnlos hechos fue sin duda digna de un premio de escritura.
Te deseo mucho éxito aquí, y estaré atenta al programa de radio.
Un saludo.

Muchas gracias por tus palabras y por tomarte el tiempo para leer. Saludos.

Hola bienvenido, que fuerte tu post, una realidad que nos choca de frente a todos, steemit es una escape un oasis, así lo veo yo, espero lo disfrutes y ademas te pagan por eso!! ;)

Muchas gracias por leer y por la bienvenida. Saludos

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¡bienvenido a Steemit! Impecable relato.

Muchas gracias por leer

Chamo qué manera tan depresiva de comenzar en este mundo. Bienvenido :)

Excelente crónica de la cruda y triste realidad en Venezuela. ¿A que hora te escuchamos en Galanes de Radio?

Muchas gracias. En Galanes de Radio soy guionista, pronto estrenaré sección. El programa es de lunes a viernes, de 11:00 am a 2:00 pm. Saludos.

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Me da dolor tu post... y como se refleja cada venezolano común en tus palabras...la verdad es triste que nos hayamos caido en el pozo de la miseria por este régimen tan corrupto que todo lo vuelve ... kaka.. pero siempre hay que echar para adelante y no dejar de trabajar :(

Es así, Shaula. Gracias por leer. Saludos

Qué fuerte. Es una historia que desgraciadamente comparte gran parte de la población. Pocos la quieren escuchar pero es algo que no podemos ignorar.
Steemit es la plataforma perfecta para compartir textos como estos. Punto positivo: Aún es una plataforma pequeña, el gobierno no nos conoce, podemos meternos con ellos todo lo que queramos :) y podemos hablar de la situación del país sin ningún tipo de censura :D

Gracias. Aquí y en cualquier otra plataforma es importante que busquemos maneras creativas de dejar registro de lo que estamos viviviendo y que el mundo conozca las historias en primera persona. Un abrazo

Ja,ja,ja. Esto en crudamente real. Que forma tan original de hacer un post de presentación.

Disculpa lo cortavenas. Gracias por leer. Saludos