UN BESO EN SAN VALENTÍN | Novela romántica. Parte 4
Febrero es un mes ideal para las bodas y las fiestas gracias a la magia que aporta el día de San Valentín, pero también puede ser un mes lleno de estrés y preocupaciones. Disfruta de esta romántica historia de amor que estuvo a punto de morir por culpa de San Valentín.
Copyright © 2020 Jonaira Campagnuolo
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Capítulo 4.
La mañana del lunes, Jessie terminaba de alistarse para ir al trabajo cuando recibió una visita. Gruñó por lo bajo mientras abría la puerta, tenía los minutos contados para llegar a la revista. Una fuerte discusión con Marie, quien seguía derrumbada en la cama llorando sus pérdidas, le robó un tiempo valioso.
Al abrir se sorprendió al ver a la esposa de Gary parada frente a su puerta, con una expresión severa en el rostro y los labios apretados.
—¿Podemos hablar?
La chica asintió algo intimidada y se apartó para dejarla entrar. La mujer observó con detalle la sala, como si buscara en los rincones indicios del engaño de su marido.
—Será rápida mi visita —dijo encarándola. A pesar de que su postura indicaba enojo, sus ojos se notaban empañados con lágrimas. Era evidente que hacía un gran esfuerzo para mantenerse erguida—. Solo quiero saber si lo tuyo con Gary es serio.
Jessie empalideció un instante, pero casi enseguida se encendió por la rabia y la frustración.
—Gary es mi cuñado, no mi amante —reveló, apoyando las manos en las caderas.
La mujer la observó impactada. Quizás la fotografía que había encontrado de ella en la sala del departamento de Ethan y una tarjeta de presentación con su dirección le pertenecían a su cuñado y no a su esposo.
—¿Gary es…?
Jessie resopló y miró su reloj de pulsera. Debía irse ya o llegaría tarde y tenía una reunión importante a primera hora.
—¿Ethan no te lo dijo? Soy su novia desde hace dos meses.
Por un instante hubo silencio hasta que la mujer pudo reaccionar. Había quedado en shock.
—Nunca me habló de ti. Ni siquiera sabía que tenía novia.
—Pues, lo siento —expresó molesta—. Tengo que ir a trabajar. Voy tarde. Habla con Gary o con Ethan. Yo no puedo ayudarte.
Luego de otro incómodo silencio, la mujer se marchó ahora de hombros caídos. Jessie cerró la puerta y respiró hondo para serenarse, controlando el ciclón de rabias que la había invadido.
Fue a su habitación en busca de su cartera y de su abrigo, al salir, pasó por el dormitorio de Marie para despedirse, pero se sorprendió al no hallar a la chica en su cama.
—Maldita sea —masculló saliendo del departamento y sacando su teléfono móvil para intentar comunicarse con ella. Estaba segura de que cometería una locura.
Ethan aparcó el auto a varias calles de distancia de la cafetería. Una de sus metas más próximas sería encontrar un lugar para estacionar cerca de su negocio. Caminó con premura, como era habitual en esa ciudad, mientras pensaba en todos los asuntos que tenía pendientes para ese día.
Su teléfono móvil sonó interrumpiendo el orden de su agenda mental. Escuchó el tono que había elegido para indicar que su novia lo llamaba: Make love to me de Luke James, por eso atendió enseguida.
—Amor.
—Ethan, tengo un problema grave.
—¿Qué ocurre? —preguntó preocupado, volviendo más lentos sus pasos.
—Marie está en la estación de buses pretendiendo ir a California, detrás de Donovan. Se enteró de que él había conseguido el dinero para regresar y utilizará sus pocos ahorros para seguirlo.
—¿Qué? —indagó, deteniéndose. Su ceño se apretó por la irritación.
—Necesito evitar que se marche o cometerá un gran error, pero en la oficina me esperan. Si no voy, pondré en riesgo mi ascenso. Tienes que ir por ella.
—Nena, el contador llegará en media hora a la cafetería para finalizar el cierre de cuentas. Tenemos que hacer eso hoy o nos multarán —explicó, comprimiendo el rostro en una mueca.
—¡Serán solo unos minutos! —pidió alterada—. Llévala al departamento, yo me encargaré al salir de la reunión.
—¿Y si no quiere ir? ¿O va conmigo y después quiere marcharse de nuevo? ¡No puedo quedarme con ella!
—Por favor, ¡será solo un instante! Hablaré con mi jefe para salir luego de presentar mi propuesta.
Ethan masculló una maldición en silencio y apretó el puño de su mano libre para controlar la rabia. No podía decirle que no. Cuando él necesitaba de su novia, Jessie acudía en su auxilio sin poner trabas.
—Está bien. Iré —claudicó resignado, tragándose su irritación.
Ella le agradeció de manera romántica antes de terminar la llamada y corrió a su trabajo. Ethan respiró hondo y apretó la mandíbula con furia antes de regresar a su auto e ir a la estación de buses en busca de su explosiva cuñada.
La halló haciendo fila para comprar un boleto a California para esa noche, al tiempo que coqueteaba con un moreno de facciones árabes. El chico se despidió de ella con un beso en la mejilla cuando él apareció, dejándole la vía libre a Ethan para convencer a la joven de regresar antes de que el contador llegara a la cafetería.
Le costó más de media hora persuadirla de que aquel viaje no ayudaría a que recuperara el amor de Donovan, sino que lo alejaría más de su lado. Él necesitaba tiempo y espacio, y ella también. Era momento de que ambos pensaran lo que querían antes de forzar una relación que por ahora, no tenía ningún futuro.
La llevó al departamento de Jessie y tuvo que escuchar los llantos y lamentos de la joven por otra media hora mientras le preparaba un café y se comunicaba con su contador vía mensajes de texto.
Al llegar su novia, Marie estaba hecha un ovillo en el sofá, con la cabeza recostada en las piernas de él y gimiendo recuerdos románticos que Donovan y ella habían vivido en California.
Jessie se disculpó con Ethan y le dio un beso en los labios antes de llevar a su hermana arrastras a la habitación. Él ordenó y limpió la cocina mientras estuvo solo, al salir Jessie, se abrazaron con fuerza, como si llevaran semanas sin hacerlo.
—Gracias —masculló ella pegada al pecho del hombre.
—Tranquila —dijo y le besó la cabeza para luego separarse—. Tengo que irme, el contador lleva bastante tiempo esperándome en la cafetería.
—Lo siento.
Él suspiró y apretó los labios mirándola a los ojos.
—No puedes hacerte cargo de Marie. Tienes que dejar que aprenda de sus propias experiencias.
—Si puedo evitar que cometa un error, lo haré.
—No vas a estar siempre. Apenas le des la espalda, escapara. Está decidida a ir por Donovan, me lo ha dicho.
Jessie se cruzó de brazos mostrándose enfadada.
—La convenceré de que él no la quiere.
Ethan negó con la cabeza.
—Eso será contraproducente. Es como una niña, si le niegas algo, se aferrará a eso.
—Tomaré el riesgo —pronunció con seguridad.
Ethan volvió a suspirar mientras salía a la sala en busca de su chaqueta. Ella lo siguió.
—Creo que será un error, pero es tu decisión. —Se giró hacia su novia para darle un beso en la frente—. Solo intenta que no te afecte.
Luego de decir aquello, se dirigió a la puerta para marcharse.
—¿Nos veremos esta noche? —quiso saber Jessie, sintiendo un vacío en su pecho.
—No sé, te llamaré. Debo visitar a varios clientes que quieren contratar el servicio de cáterin y el cocinero desea que pruebe unos postres nuevos. Hoy estoy hasta el tope y ya voy con retraso.
—Lo siento —repitió, observándolo con melancolía.
—Te llamaré apenas pueda —aseguró Ethan al abrir la puerta y le guiñó un ojo antes de marcharse.
Ella quedó parada en medio de la sala. Una sensación de pérdida se esparció por su organismo.
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