El siglo 21 se presenta como un reto para el hombre, ya que mucho de lo que antes fue ciencia ficción hoy se ha transformado en realidad gracias al avance de la tecnología y en un camino que se ha bifurcado entre la experimentación genética y la creación de inteligencia artificial, debe ajustar su modus vivendis a cambios que impactan a diario la sinergia de las sociedades y provocan confrontaciones y proyecciones que en ocasiones suenan catastróficas.
Es quizás el desarrollo de la IE la que más causa inquietud en el mortal común ya que se avizora como competencia del propio hombre, gracias a campañas mediáticas que solo muestran la punta del iceberg de lo beneficioso o perjudicial de esta.
Las capacidades humanas por razones biológicas tienen un límite y aunque existe un grupo de científicos y genetistas avocados al mejoramiento de estas, la gran computadora central del hombre, llamado cerebro, sigue siendo tan desconocido como siempre, ya que mientras más se avanza en descubrimientos más cosas nuevas aparecen, por lo que, aprovechando esa ilimitada capacidad, otro grupo ha ido trabajando en la creación de la IE, que no es más que la capacidad por medio de procesadores que realizan operaciones matemáticas de alguna máquina, llamadas generalizadamente robots, de efectuar una tarea específica.
Desde 1956 que se acuñó este término varias generaciones de “maquinas” han hecho posible avances imposibles para la capacidad humana y la informática es uno de ellos. ¿Qué sería el mundo actual sin ella? ¿Sería mejor?
Ahora bien cuando se bombardea sobre el peligro de los robots, sin dudas se aprovecha la asociación de muchos libros de Asimov, que hablan sobre esto o de películas apocalípticas como la saga de Terminator. ¿Pero es esto posible? ¿Podrá la IE hacerse independiente del hombre?
La robot Sophia, capaz de imitar y aprender gestos humanos y realizar procesamientos analíticos ha despertado temores ocultos que más allá de realidades son infundados, ya que como planteaba el propio Asimov en su célebre obra “El Hombre Bicentenario” para ser humanos no solo es necesario parecerse o hacer lo que hacen estos sino tener conciencia y hasta ahora no se ha podido replicar esto.
La IE es parte de nuestra forma de vida desde hace muchas décadas y aunque para muchos es considerada disruptiva, en lo personal, creo que no es así, porque ha logrado crear mejores condiciones de vida, ahora bien las desviaciones que ha podido producirse en cuanto al comportamiento humano no se le pueden achacar a la tecnología sino a la capacidad del hombre para limitarse.
Si nos vamos al extremo y tomamos la IE como competencia en tareas y por lo tanto en la perdida de lugares de empleo o espacios para el ser humano nos olvidamos que la revolución industrial y tecnológica no hubiera sido posible sin ella, ya que convive con nosotros desde hace más tiempo del que tenemos de vida y como en toda sociedad activa cuando se hacen cambios profundos se intercambian roles y está muy lejos que las maquinas puedan tener conciencia.
¿Estamos listos para adaptarnos a la IE? Si, ya lo hemos hecho sin darnos cuenta. ¿Acaso no está ya en todos nuestros hogares, acciones, objetos e instrumentos entre otros?
Te apoyo, maestro, buen comentario. Tienes una buena inteligencia, no como la del presidente esa si es bien artificial jajaj, saludos.
Muy acertada tu respuesta, y muy cierto lo que dices de que la capacidad del hombre, no debe existir limitantes en cuanto a tecnología se refiere, y si poco a poco nos vamos capacitando, podemos aprovecharla a nuestro beneficio. joseph1956