En el universo todo es energía.
Además, para complementar vale la pena traer a colación lo comprobado por Einstein con la famosa Ley de Energía, donde dice que “la energía ni se crea, ni se destruye, solo cambia de forma”.
Imagen compartida por Eduardo Nataniel en Telegram.
Así que de ambas aseveraciones puedo concluir que el universo es energía que vibra en grados diferentes.
De ahí, desde mi experiencia he aprendido a ver todo lo creado como energía que vibra en diferentes estados, desde lo más denso a lo más sutil y dependiendo de su vibración a un grado X, nos podremos sentir atraídos con todo aquello que vibra en ese mismo grado X o en su defecto sentiremos rechazo con aquello con lo que no se vibra.
Entonces, la materia es energía densificada y el mundo antimateria es energía sutil, invisible a nuestros ojos, sin embargo, no dejan de estar relacionadas porque finalmente es la misma energía, es energía neutra que según su frecuencia vibratoria toma la forma que le corresponde.
Pero no somos ajenos a lo que se nos manifiesta como una energía no a fin, ya que es la misma base, tenemos el mismo origen, repito, solo que en grados vibratorios diferentes. ¿Aquí coloco un ejemplo, tenemos el océano y de ahí surgen gotas de agua, si sacamos algunas de esas gotas de agua y una parte se congela, otra se mezcla con lodo y otra se coloca a reposar para cristalinizar, deja de ser océano? No, simplemente cada una de esas gotas tiene su grado vibratorio que las diferencian, pero son lo mismo, siguen estando conectadas por su origen.
Foto tomada por mi en Margarita, Venezuela y publicada en mi Faceboock.
Y así en el planeta habemos cantidad de gotas de agua convertidas en seres humanos, donde cada uno toma la decisión de ser hielo, otros de ser barro y otros de ser cristalinos y diáfanos, pero seguimos siendo parte del mismo origen, de la misma fuente y a él retornaremos cuando corresponda, bien sea más avanzados o menos, dependiendo de la frecuencia vibratoria que le dimos a nuestra energía según el trabajo que realizamos en ella.
Todo se obtiene por merecimiento y ello demanda trabajo consciente, dedicación, responsabilidad y amor por nosotros mismos, solo así podremos volver a nuestro origen, solo así volveremos a casa para poder reposar en el éxtasis de la paz genuina de nuestra esencia, la armonía y el equilibrio de la energía que nos da la vida.
Es así como los seres humanos tenemos nuestra frecuencia gradual y es nuestra misión elevarla para pasar del estado denso a nuestro inicio que es la energía sutil y así poder avanzar de plano y dimensión que finalmente eso se traduce en crecimiento de consciencia.
Entonces, si la energía es la misma, solo se transforma y entiendo que soy un ser de Luz que decidí experimentar lo que es vivir mi sombra y con ello cambié de vibración, solo me queda recordar la verdad que soy para volver a mi origen.
Así entonces acepto mi vibración baja, profundizo en ella, la reconozco y la acepto para desde el amor incondicional incrementar la luz que yace en mí, creando la metamorfosis perfecta y solo así puedo aceptar el grado vibratorio de todo lo que me rodea, respetando que haya unos más avanzados y otros menos, entendiendo que no todos elevamos al mismo tiempo, que cada uno tiene su propio camino y que según la vibración de su energía cada cual tiene un recorrer dotado de hermosura que manifestará en su vida el avance que merezca para regresar a esa casa que nos espera, nuestro hogar.
Fotos tomadas por mi en en Parque Nacional Tres Ojos en República Dominicana y publicadas en mi Faceboock.
Elevar mi frecuencia vibratoria es muy sencillo, solo debo reconocer mi sombra y llenar esa oscuridad de luz. Alguna vez leí un proverbio que decía que las estrellas son más brillantes cuando el cielo está más oscuro.
Foto tomada por mi en Margarita, Venezuela y publicada en mi Faceboock.
Que lindo mensaje: "solo debo reconocer mi sombra y llenar mi oscuridad de luz".
La elevación viene dada a través del reconocimiento de nuestra oscuridad. Totalmente.