Soy Magia

Hablar de magia es hablar del mundo interior y el poder que reside en él, a través de la intención, la mente y la palabra podemos hacer magia y materializar lo que hemos creado desde lo invisible y digo invisible al mundo que representa la mente.

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La mente es un laboratorio que a través de la combinación de los elementos creamos en nuestra imaginación ideas que según la fuerza y la capacidad que ponemos podremos plasmar, todo desde el merecimiento.

Para ser merecedora debo fluir en consonancia con las leyes universales y éstas nunca son impuestas simplemente son y equilibran el funcionamiento de la creación.

La verdadera Ley es la que nos da Libertad y nos muestra la verdad que somos, ahí donde radica nuestra sabiduría, donde somos capaces de conectarnos con nuestro poder, ese poder que nos reencuentra con nosotros mismos.

Ser magos implica recuperar el conocimiento que está en nuestro ADN esperando ser activado con nuestro trabajo interior para resonar con las leyes universales que nos recuerdan el sendero de ese mago que somos y que nos invita a Ser desde la Lay primordial, la del Amor, esa es la antena que nos conecta con nuestro potencial máximo y nos permite establecer contacto con mi verdad (Yo Superior) así podremos materializar las ideas sublimes que yacen en nuestro corazón para poder mirarme a través de mi creación y fluir.

Fluir me permite conectarme desde la magia que gracias a la impecabilidad con la que vivimos podremos acceder a las dimensiones que tengo disponibles a través del fluido universal rendida a el eterno presente, donde el tiempo no existe, la dualidad no existe, nos salimos de los dogmas y simplemente Somos, llegamos a experimentarnos como Uno con toda la creación y así reconoceremos que todo está vivo, que podemos de manera armónica vivir más conscientes, pero para ello debemos dejar morir los dogmas, los paradigmas, los programas que no nos permiten avanzar y nos roban esa Libertad que no nos deja danzar con nuestra naturaleza que va más allá de la velocidad de la Luz y sólo siendo Luz podremos reconocer la oscuridad que reside en las profundidades de nuestro océano infinito que nos permite conocer y abrazar desde nuestras debilidades para fortalecernos, abrazar nuestros opuestos nos equilibra desde el reconocimiento de lo que realmente Soy, desde la Plenitud, la Paz y la Armonía, así podremos acceder a nuestra biblioteca, a nuestros archivos multidimensionales donde no existe el juicio simplemente reside la verdad.

Activar ese acceso de reconocimiento es activar nuestro ADN y con él el ADN universal porque como es arriba es abajo y lo que proyecto en mi interior lo traspolo a las realidades infinitas del cosmos, esto me da la oportunidad de enamorarme de mi misma, de educarme con coherencia y tomar las riendas de mi vida a través de lo que me vibra y para ello debo moverme, buscar, investigar, cuestionar, percibir, explorar, accionando me reencuentro, colocar la intención desde mi corazón me abrirá a activar esa antena que me conecta con aquello que es perfecto para el plan de mi alma que está experimentando la materia y lo que eso conlleva.

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Rendirnos es una herramienta que disuelve las metas de la mente y así podemos fluir en el infinito presente dejándonos guiar por el camino de la inmortalidad a través de la experiencia, aceptando el potencial que tengo sin sentirnos superior, reconociendo y respetando el camino de cada uno, es algo que va más allá del juego de la personalidad, vernos como Uno, como un ser conectado con una red que teje la posibilidad de la vida, en una versión circular desde un principio vital y ver desde esa visión es alcanzar nuestro centro, nuestro eje, una de las herramientas para obtenerla es a través de la meditación pero meditar desde la simpleza, sin dogmas, sin técnicas, simplemente desde la rendición que me permite verme sin tener los ojos abiertos, escucharme desde el silencio absoluto, viajar por las multidimensiones a través de esa antena que me muestra que los limites no existen y reconociéndome en mi plenitud desde la más maravillosa quietud que me muestra que soy energía vibrando en frecuencia, ritmo y color y eso se traduce en el resplandor de lo que soy sintiéndome una parte vital del universo. En medio de su magnificencia soy Uno con él.