El hombre que vendía hombres [Microrrelato]
Saludos querida comunidad Steemit, me complace compartir con ustedes el siguiente microrrelato, siendo éste mi más reciente creación, espero que lo disfruten, un cálido abrazo para todos.
El hombre que vendía hombres
Con mi pierna posada en el borde del retrete, paso el filo desgastado de una vieja navaja por los cañones que aflora mi piel; con una luz débil amarilla, de reojo, con mi visión periférica, logro detallar cómo en la pared del baño, en ese espejo sucio y descuidado, manchado por el roce de mis dedos, admiro mi anoréxica figura, con esta pose extraña en la que estoy, una pierna flexionada, la otra firme dándome equilibrio y mi culo levantado, ¡qué fastidio es esta mierda de tener que estar depilándome todos los días! ¿Para qué? ¿Para tratar de mantener una apariencia de piel lozana y pulcra como si de una mujer se tratase? Pues sí, así soy, ¡un tremendo maricón! Cada día, cuando despierto y abro mis ojos no hago más que pensar en mi dura realidad, tal vez no me lo estés preguntando, pero este trabajo, si es que puede llamarse así, no es para cualquiera. Tener que haberme acostumbrado a vender lo que quedaba de mi dignidad por una simple fracción matemática, sometiéndome al maltrato de unos cabrones que ni siquiera con saliva lubrican el duro miembro que con violencia intentan introducir dentro de mí, perforándome sin piedad hasta el alma, ¡Sufre sudaca! ¡sufre! –me gritan estos desgraciados- ¡Qué dolor! ¡Qué masoquista he sido! Sufro, lloro… pero mis lágrimas incomprendidas bajan a caudales por mis mejillas, todo por estos pedazos de Euros que a lo sumo me alcanzarán para comprar un trapo o maquillaje con el que tener para disfrazarme en las noches oscuras de las calles de Madrid, hoy podría ser… ¿Julio?, ¿Mariano? o ¿el divo Miguel? tal vez… pero preferiría gastarlos en una chila de heroína, ¡sí! ¡es que lo que más deseo! No hay nada que me dé tanto placer que agarrar mi consentida, mi bella aguja reutilizada y pincharme en las venas de mi pene, en esas costras que no han siquiera sanado, infectadas por el ir y venir de mi adicción, a lo mejor necesiten revisión médica o a lo mejor necesite amputármelo, pero no cometeré tal estupidez. Me introduzco en la bañera, vacía, me regocijo y sigo temblando… a nadie le intereso, a nadie le importo… paso mis manos por mi rostro, me aferro firmemente a mis mejillas, introduzco mis dedos en la boca, expando las manos hacia los lados para que la abertura sea mayor… y grito, grito con ganas ¡maldita sea! ¡Lo único que necesito es un poco de amor! Pero nadie me oye, y aquí... abandonado... en silencio... saciaré todo mi dolor.
Duro relato...
Enhorabuena.