El día 6. Adiós y Hola.
Ponerse al día con las cosas no es sencillo para los intoxicados y sucios de cosas. La censura, la mugre, las preferencias y los filtros que nacen como lágrimas cuando los primeros aparecen te hacen más lento de la cabeza y más pesado del pecho. Hoy me encuentro en el proceso de digestión de un acontecimiento causado sólo por mis manos y mis ingenios más perfectos. Por mí y por nadie más. Y aunque haya sido yo la creadora de la obra… me cuesta creerlo. En pasar la página me pongo lenta. Un ''hola'' que evolucionó hasta transformarse en un niño verde y precioso terminó en un ''adiós'' seco y sincero, pereciendo en el piso en medio de los dos padres. El amor y sus múltiples formas. Amaba ese niño. Y yo le di muerte. Aceptarlo me cuesta y no porque no lo crea sino porque era bello y hoy no camina entre mis piernas ni se guinda en mis brazos. Ya no más. Las Franciscas que se encargan de verme y custodiar mi bienestar están pensativas cada una en un cuarto separado viendo como el techo se despega como una costra deshidratada.
En un cuarto lejano de todas las observadoras se escucha un ''Hola'' nuevo y precioso.