Como eres : ¿Reconoces tus errores o eres un prepotente?
Uno los lugares que visité con mis hijas fue Londres y un día mientras caminábamos por una de sus bellas calles, una de ellas me dice con su sentido del humor: mamá esta ciudad es un zoológico, riéndose, no lo dijo en forma despectiva, sino refiriéndose a la cantidad de personas de diferentes nacionalidades que ves en todas partes: metro, autobús, parques, calles etc. Realmente impresionante no creo que faltara ningún representante de un país ja, ja. Eso hace todo muy interesante, un mundo lleno de personas de diferentes orígenes y talentos; que aburrido seria si todos tuviéramos los mismos caracteres y gustos.
Esta imagen me recordó no sé porque una parábola que contó el Señor Jesús de los distintos individuos que iban al templo en su época.
Habían personas sinceras de cualquier origen que iban al templo y reconocían su condición ante Dios, y otros que el hacían mal, no actuando no acorde a sus leyes y se sentían orgullosos de ser así; esto estaban autoengañados que pensaban que por sus acciones y su religiosidad, eran buenos y tenían derecho a la recompensa del cielo, sin reconocer condición y creían que su criterio era el único válido.
Viendo esto Jesús contó esta parábola uno de sus métodos más efectivos y preferidos de enseñar:
La parábola del publicano y el fariseo se encuentra registrada en el libro de Lucas capítulo 18:9-14.
Lucas 18:10 " Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
El fariseo era considerado como el nivel más alto en la sociedad judía y el publicano representaba el nivel más bajo de ella.
Veamos la actitud de fariseo:.
11 " El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;” 12 " ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. "
El texto dice que el: oraba consigo mismo, quizá en su interior" o en forma inaudible, solo con movimientos de labios o en voz muy baja. Si oraba consigo mismo, posiblemente se estaba dirigiendo a sí mismo y no a Dios.
Y empieza con su carta de presentación o su curriculum vitae: Dios, te doy gracias, como si quería decir era: "Dios, debieras estar agradecido de tener una persona como yo entre los que han venido a adorarte. Soy incomparablemente superior a la gente común". No soy como los otros hombres. La gente común pensaba él, estaba lejos de alcanzar su elevada norma de justicia.
¿Conoces a alguien así? Yo soy bueno, no hago mal a nadie etc. Es muy peligroso determinar la medida de nuestra justicia comparándonos con otros.
Pero el otro personaje despreciado y odiado por todos el publicano, quienes eran recaudadores de impuesto del imperio romano la mayoría ladrones, tenía esta actitud:
.13 " Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. " . La palabra propicio, quiere decir "sé misericordioso", " "ten compasión."
Se golpeaba el pecho, de allí viene el dicho: se dan golpes de pecho. Esa actitud del recaudador de impuestos testificaba la sinceridad de sus palabras y daba expresión a su sentimiento de reconocer las veces que había robado cobrando más de lo legal. Se sentía indigno aun de orar, pero su necesidad lo impulsaba a hacerlo.
Jesús concluye la parábola : .14 " Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido. " .
Esto no significa que Dios nos quiere humildes de la forma que la mayoría piensa: una persona pobre, sin instrucción; (de paso el publicano era rico) no, es de aquel que es valiente para reconocer sus fallas y su condición. Esto es una importante ley espiritual y de liderazgo, sino reconoces tus errores, ¿cómo progresas?
El publicano reconoció sus errores y Dios lo declaró justo delante de él. El fariseo se creía justo, pero era un auténtico hipócrita, ya que al menospreciar a su prójimo deja en claro la clase de persona era: prepotente, arrogante, orgulloso, características que por cierto que hacen desagradables a las personas.
Esta parábola como todas las de Jesús tiene una extraordinaria lección de vida: Seamos honestos y sinceros, no menospreciemos a alguien porque no tiene dinero o un título universitario, reconozcamos nuestras faltas y errores y esto nos hará mejores personas.
¿Con quien te identificas? ¿Con el fariseo o el publicano? ¿A cuántos como ellos conoces?
Dios nos de la sabiduría para no tener un concepto más elevado de lo que somos y no menospreciar a los demás, es una muy triste condición. Eso lo vemos a menudo en la forma como tratamos a las personas que nos rodean. Tengamos consideración por todos.
Se despide con un saludo cordial su amiga de siempre.
Muy buena reflexión mi querida @marinesp, cuanto cuesta en ocasiones reconocer nuestros errores, el orgullo nos invade. Sabio es ir y pedir a Dios que nos de mansedumbre y humildad para reconocerlos y corregirlos.
saludos!!!
Gracias querida @kiriatjrb, eso es realmente algo clave en nuestra vida, tal como conversamos ayer.
Un abrazo
Buena reflexion. Graciad
Gracias amigo @giftofspirit
Sinceramente es complicado reconocer nuestros errores, pero si tenemos en mente que no debemos cerrarnos ante la posibilidad de que realmente la cajeteamos, como decimos en México, créeme que, lejos de enojarte, aprendes de ese error y sigues adelante. ¡Un abrazo, @marinesp!
Creo que es una gran lección @marinesp, ¡es una línea tan delgada entre la humildad y soberbia!
Me gustó mucho tu publicación, que bueno que estás de regreso, espero que todo se solucione a la brevedad...
¡Un abrazo!
Congratulations @marinesp! You have received a personal award!
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