Todo tiene un tiempo exacto, y lo que has citado lo demuestra. A mí una vez me paso algo parecido.
Vivía en Santa Marta, una bella ciudad en el caribe colombiano, estaba con un amigo, decidimos parar por un helado, pero la señora del helado no estaba. Al principio fue como jarto, porque queríamos seguir con nuestro camino. Finalmente llega, compramos el helado y continuamos el recorrido. Una cuadra más adelante un carro se acababa de estrellar, se había salido del camino y se había montado en el andén. En ese momento pensamos que si la señora del helado no nos hubiera hecho esperar, quizá el carro nos habría arrollado.
Muy buen post @sulemna.