Después de la lluvia, una tarde tranquila, con olor a humedad, llenó el mundo de Olga. Su pequeño mundo después del regreso, si es que así podía llamársele a su huida hacia atrás, a su retroceso en la vida. Tal vez lo único ganado en el tiempo habría sido el confort en la soledad. Antes le aterraba quedarse sola, encendía el televisor, inventaba a quien llamar por teléfono o salía a hacer nada necesario.

 Hoy estaba tranquila, sosegada, sentada relajadamente en el sofá, ni siquiera estaba leyendo mientras el equipo de música -Ya casi una antigüedad-,  con muy bajo volumen esparcía en el aire, la melódica voz de Marlene  quien había dejado el canto por el amor. Sobre eso reflexionaba. ¿Cómo le habría ido? 

Olga también había hecho su renuncia a un destino profesional que auguraba un éxito sólido, excelente analista de marketing, su opinión era prácticamente dictamen para sus jefes, pero él había sido sumamente impositivo cuando llegó Efrén. Los hijos con su mamá. Muchas veces lo hablaron y hasta poético le había parecido a ella. Así que claudicó y con todo el pesar de sus jefes, renunció definitivamente a la empresa en la que había debutado como recién graduada. Bonita, activa y simpática, Olga tenía la mitad de la empresa a sus pies. Y la otra rogando por que te vayas, jjejej, bromeaba él.

Él, Braulio, tenía razón. El éxito rápido rara vez es perdonado y si se trata de una mujer joven, menos. Mas bien fuiste afortunada, conociste las mieles mas no las hieles. Comentaba reilón, mientras la besaba. A Efrén lo siguieron Freddy  y Omar, los morochos. Los hijos con su mamá, se convirtió en un agobiante escenario que comenzó a perturbar el idilio. O estoy en casa o en el trabajo, Olga. Comenzó a repetir con frecuencia. Tengo que viajar esta semana.Y ante las protestas de Olga, para las cuales ensayó diferentes tonos, desde el mimoso hasta el airado: Recuerda amorcito, soy el único que produce en la casa.

Los hijos con su mamá. Resultó un genuino pronóstico. Ahí estaba ella, con sus hijos. Sus amados y, a veces, insoportables hijos. En su bonito y  pequeño apartamento de soltera, dándole la cara a la vida y sacando adelante a sus tres amores. Su trabajo: vía internet. Hacía análisis profesionales, por honorarios profesionales, pero lo que nunca imaginó fue alcanzar tan rápido el éxito como escritora. Su seudónimo pronto aparecería asociado a una película que llegaba a las salas de cine precedida por elogiosos comentarios: Los hijos con su mamá.