Todos necesitamos un mentor

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Dicen los escritores de liderazgo y superación personal, que parte de dicho crecimiento y aprendizaje debe, en algún momento provenir de un maestro o mentor; además coinciden en que no necesariamente es el gran, único e inequívoco mentor, sino que a lo largo de nuestras vidas podemos encontrarnos varios de ellos.

No hay que ser un seguidor acérrimo de este tipo de literatura o corriente actual, la autoayuda; para saber que como individuos vamos mejorando a medida que trabajamos en ello o caemos en detrimento si dejamos de esforzarnos, por lo tanto nos toca poner empeño, fuerza de voluntad, interés, sudor y en definitiva, mucho trabajo en la tarea de crecer personal y profesionalmente.

Por supuesto, ese camino es un largo andar de aprendizaje continuo y a veces difícil de llevar solos, es fácil(muy fácil) perder el rumbo o desanimarnos por algunos resultados no esperados, aún así no podemos rendirnos, quizás, solo quizás, darnos un respiro para regresar con más animos y energías.

Ahora, como dije inicialmente, parte de este crecimiento consiste en encontrar un mentor, o a veces él nos encuentra a nosotros; este maestro, guía, mentor, como gustes llamar; nos encamina en la dirección que necesitamos y nos deja conocimiento no sólo para el momento en el que se crucen en nuestro camino sino para toda la vida.

Sin embargo no todo aquel que nos pueda orientar en cierto momento es un mentor, puedes tener solo un buen jefe, por ejemplo, o podemos tener un buen compañero de proyecto que está muy interesado en que se termine con éxito (o un vendedor de herbalife en potencia). Un mentor va más allá de esto.

Justo ahora puedo reconocer un par, quizás unos cuatro mentores en mi vida, sin embargo pensando principalmente en la área laboral y profesional me llega a la mente inequívocamente un nombre, Riuber; no es el estereotipo de tutor o maestro que podrían imaginar, ya les hablo un poco de por qué lo recuerdo.

Riuber, fue mi superior inmediato en una cadena de mercados retail durante alrededor de 3 años y mi percepción hacia él cambió desde el inicio hasta el final del trabajo en conjunto, incluso hoy día pienso en lo gran líder que es y lo poco que algunos aprovecharon el haber trabajado bajo su mando.

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Pero, lo que le hacía diferente del resto eran varias razones, desde su apariencia no muy imponente, de estatura baja, semblante amigable y algunos movimientos involuntarios que hacía con sus hombros; hasta lo bromista y jovial que era. Siempre se mantenía leyendo algún libro de liderazgo, desarrollo personal, comunicación o gerencia ¡Siempre! Ah, no quiero decir que otros no lo hicieran, porque de hecho en algunas ocasiones podía observar a otros gerentes en la misma actividad.

Sin embargo, Riu (como a veces le llamábamos ya en confianza), era un gerente principiante pero emanaba un interés legítimo y auténtico por el desarrollo de quienes le rodeaban y las energías parecían que nunca le faltaban, de verdad era exasperante verle caminar tanto y tan rápido en algunos momentos.

No eran sus títulos o estudios que lo habían puesto en ese cargo, habían sido su inteligencia y visión a futuro de lo que quería, ah y como no podía faltar una actitud. El sabía que la actitud hace la diferencia, crea una marca propia y es lo que puede hacer que un simple líder respetable pase a ser un líder respetable al que todos quieran seguir; sin embargo, él solo lo llamaba estilos de gerencia (y es cierto, en parte).

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Mi amigo Riu, como dije, demostraba un genuino interés por el desarrollo de quienes le rodeaban, no sólo por quienes tenía bajo su cargo, e incluso en casos que muchos daban por perdido pero lo hacía de tal forma que le salía de forma natural y no sólo buscaba que hiciéramos bien el trabajo, de verdad quería que como personas crecieramos.

Quizás no fue el maestro definitivo pero fue el que algunos necesitábamos en ese momento, como dicen, algunos maestros llegan en el momento en que se les necesita y no cuando se les busca. A él debo aún agradecerle.

Volviendo al tema en mesa, si en algo coinciden libros y conferencistas es que el camino del crecimiento personal y profesional puede ser algo solitario (sí, ciertamente en algún punto debemos hacer contactos y alimentarlos pero para llegar a este punto debemos tener una base bien construida).

Pues, el aprendizaje individual(incluso empírico) es totalmente válido y muy útil, sin embargo, cuando tenemos la guía de un mentor nuestro camino al éxito se acelera vertiginosamente. Siempre y cuando tengamos la capacidad de absorber toda enseñanza que nuestro mentor tenga para nosotros.

Fuente No todos los maestros lucen como éste.

Hay quienes elijen personalidades famosas como mentores, estudiar sus vidas y hacer de sus libros y presentaciones su ley; Robert Kiyosaki, Warren Whaffett, John Maxwell, Deepak Chopra, Steve Jobs, incluso Pablo Coelho (...); son todos válidos si la meta es el crecimiento y los conocimientos, y si éstos son aprovechados en el área que sea; personalmente veo de mucha ventaja tener además a un mentor que de forma personalizada y directa pueda darnos consejo, no solo a la manera en que lo puede hacer una persona de renombre mundial, en algunos casos llevado a dicha posición por las masas ansiosas de un mesías en sus vidas.

Así les dejo por ahora amigos, espero les sirva algo de reflexión para sus vidas lo que pienso sobre los mentores en nuestras vidas. Gracias por tomarme el tiempo en leerme.
Hasta una próxima oportunidad.

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