Un amor, una noche II | Relato

in #spanish5 years ago


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Capitulo II: Conexión


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—Déjame contarte una historia –respiró profundamente- Yo te conozco, tengo una amiga que vive en tu calle, te ve salir todas las mañanas al trabajo, ella frena su salida para no tropezar en tu camino, estudia a una cuadra de donde trabajas, sabe cuando te marchas, vas a presenciar ciertas clases en el instituto al que ella va; psicología, economía, leyes constitucionales, derecho jurídico, química orgánica, anatomía y como un extra vas a clases de arte. Curiosamente no sabe como entras a esas clases sin llamar la atención de los profesores o de los decanos. Además, como otro evento casual sueles salir al mismo horario que ella y pasa a tu lado sin llamar tu atención...

Me quedé pensativo por un instante, reflexionando de las casualidades y causalidades de la vida. Está fue una extraña casualidad.

Extrañado respondí:

—¿Cómo ha de ser posible esta ironía?

—Ironía no, ella se viste con una chaqueta con capucha y usa gafas, posiblemente no llama tu atención –respondió algo identificada-

—Me parece algo curioso, trato de hacer memoria y aun así no puedo recordar si quiera haberla visto en alguna ocasión, intentaré conocerla si me topo con ella, ahora que lo mencionas -trate de suavizar la tensión-

—Tal vez ya no puedas -comentó con tono desafiante- Se mudará.

—Vaya, es uno de los eventos intolerantes de la vida cuando te das cuenta de que estas distraído e ignoras a las personas y quedas como un mal educado -Me excusé- ¿Por qué ella no se acerca?.

—Ella también está metida en sus cosas -dijo girando su cabeza tratando de evadir ese tema-.

Y dije —¿Por qué no me hablas de ti?

—¿Qué quisieras saber? -dijo-

—¿Quién eres y qué haces? -le pregunto curioso-

Ella me contesta:

—No soy interesante, aprendí a cantar en una actividad extra académica del colegio, mi instructor me consiguió este trabajo como ejercicios para mi voz y para darme confianza, estudio de día, trabajo en las noches, una persona común.

Armé mi rostro pensativo por varios segundos y solo se me dio preguntar: —¿Quieres bailar? -. Solo se levanto de la silla y extendió su mano hacia mí, en su cara se veía cierta incomodidad y compromiso. Es posible que yo estuviese invadiendo su espacio pero a la vez estaba cansada de alejar a todo hombre.

Bailamos suavemente por toda la pista, ninguno se atrevió a seguir la conversación, sin aires incómodos, solo disfrutábamos del ambiente, cuando exclamó:

—Estoy cansada de este lugar.

Seguidamente se apagaron las luces, era hora del siguiente acto, sujeté su mano por miedo a que se marchara y le propuse escaparnos del sitio. Quiso decir que al trabajar ahí no podía irse aunque luego fue ella la que tomó la iniciativa llevándome a su camerino, allí me mostró la salida y me dijo ‘’espérame afuera’’. Imaginé que se cambiaría, siendo así, salió con una chamarra con capucha que sobrepuso en su vestido, me parecía haber visto esa escena antes, pero ignoré el suceso, diciéndole ‘’vamos’’.

Me preocupé un poco, las calles no son muy seguras, sin embargo, ella estaba sujeta a mi brazo de tal forma que no podía demostrar inseguridad. Llegamos a la plaza de los suspiros, nombrada así por la historia romántica que dio origen a su construcción. Nos sentamos en la fuente, ella me miró con admiración diciendo:

—Gracias, me sacaste de mi torre -asemejando al hecho a un cuento de hadas-

—No –Sonreí-. Tú me salvaste de una noche bastante aburrida.

—Es una pena que solo tengamos esta noche para nosotros –dijo.

Continuará


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