Concurso Cervantes: 5ª Entrega
-Una última pregunta -dije en el momento en que ese ser inexplicable parecía querer retirarse.
-Dígame, señor profesor.
-¿Con qué nombre debo llamarle?
-Señor -respondió el comandante-, yo no soy para ustedes más que el capitán Nemo, y sus compañeros y usted no son para mí más que los pasajeros del Nautilus.
El capitán Nemo llamó y apareció un steward. El capitán le dio unas órdenes en esa extraña lengua que yo no podía reconocer. Luego, volviéndose hacia el canadiense y Conseil, dijo:
-Les espera el almuerzo en su camarote. Tengan la amabilidad de seguir a este hombre.
-No es cosa de despreciar -dijo el arponero, a la vez que salía, con Conseil, de la celda en la que permanecíamos desde hacía más de treinta horas.
-Y ahora, señor Aronnax, nuestro almuerzo está dispuesto. Permítame que le guíe.
-A sus órdenes, capitán.
Seguí al capitán Nemo, y nada más atravesar la puerta, nos adentramos por un estrecho corredor iluminado eléctricamente. Tras un recorrido de una decena de metros, se abrió una segunda puerta ante mí.
Entré en un comedor, decorado y amueblado con un gusto severo. En sus dos extremidades se elevaban altos aparadores de roble con adornos incrustados de ébano, y sobre sus anaqueles en formas onduladas brillaban cerámicas, porcelanas y cristalerías de un precio inestimable. Una vasija lisa resplandecía en ellos bajo los rayos que emitía un techo luminoso cuyo resplandor mitigaban y tamizaban unas pinturas de delicada factura y ejecución.
En el centro de la sala había una mesa ricamente servida. El capitán Nemo me indicó el lugar en que debía instalarme.
-Siéntese, y coma como debe hacerlo un hombre que debe estar muriéndose de hambre.
Gaudí era un hombre hambriento de arte. Su condición de precursor en el movimiento modernista catalán le hacía buscar inspiración en los más recónditos espacios geográficos, saberes y relatos, más allá del carácter etéreo o tangible de estos. Así que este arquitecto estaba dispuesto a no descartar ninguna idea sin estudiar su transformación y el desarrollo de un concepto propio para sus obras. Gaudí apuntó en su mente la aventura submarina del maestro Julio Verne y tomó la invitación a la mesa del capitán del Nautilus como una señal para él.
Dio un suspiro profundo. Antes de ver su obra a escala contempló sus manos llenas de yeso, las sacudió y al mismo tiempo exclamó:
-¡En hora buena! Francesc, Josep, tenéis que venir a miraos el concepto final.
Eran ellos dos de los más talentosos y cercanos aprendices de Gaudí, con los que el arquitecto sorteaba las obligaciones mientras se repartía entre varias obras que emprendía en Cataluña.
-Ahora, este seréis el vestíbulo para accesar a las escaleras principales.
-Es totalmente increíble, comentó Josep ¿En qué materiales estáis pensando Antoni?, ¿podrías describirlos un poco de nuevo?
-Por supuesto, agregó Gaudí mientras Francesc sacaba su libreta y se disponía a tomar nota. Los peldaños de las escaleras van de madera, podéis hablar con Casas & Bardes para encontrar una que le quede linda, no olvidéis el sellante, debe ser de una tonalidad que logre armonía con el entorno, recuerden que tenemos cromatismos para aprovechar la luz natural, así que el yeso que utilizaremos para lograr la textura en la pared, también hay que decidir si le pintamos o no, pero evidentemente va en blanco.
-Entendido maestro, agregó Francesc. Ahora, ¿el pasamano será de hierro colado como el que utilizamos en la fachada o de hierro forjado como el de la entrada del vestíbulo?
-No no, este lo haremos de bronce, el vidrio de los lucernarios va tener una pequeña tonalidad dorada para incrementar el efecto de la luz amarilla, así que deben combinar. Ya ustedes saben con quien tenéis que hablar.
-¡Por supuesto maestro!, respondieron ambos al unísono
-Ahora, los adornos en la entrada de las escaleras…
Luego de dejarle las primeras instrucciones a sus ayudantes sobre la obra en la Casa Batlló, Gaudí abandonó su pequeño taller y se dirigió al piso que alquilaba en El Ensanche, aunque pasaban las dos de la tarde lo primero que hizo al llegar no fue preparar algo de comer, apenas calentó el café que quedó del desayuno y se sirvió una taza mientras se sentaba y abría el texto que tenía entre ceja y ceja, fue directo a la página 124 y continúo donde dejó de leer la noche anterior:
Aquellos peces del Atlántico no diferían sensiblemente de los que habíamos observado hasta entonces. Rayas de un tamaño gigantesco, de cinco metros de longitud, dotadas de una gran fuerza muscular que les permitía lanzarse por encima de las olas; escualos de diversas especies, entre otros una tintorera de quince pies, de dientes triangulares y agudos, cuya transparencia la hacía casi invisible en medio del agua; sagros oscuros, humantinos en forma de prismas y acorazados con una piel con escamas en forma de tubérculos; esturiones, similares a los del Mediterráneo; singnatostrompetas, de un pie y medio de longitud, de colores amarllo y marrón, provistos de pequeñas aletas grises, sin dientes ni lengua, que desfilaban como finas y flexibles serpientes. Entre los peces óseos, Conseil anotó los makairas negruzcos, de tres metros de largo y armados en su mandíbula superior de una penetrante espada; peces araña de vivos colores, conocidos en la época de Aristóteles con el nombre de dragones marinos, y cuyos aguijones dorsales son muy peligrosos.
Gaudí cerró el volumen de un golpe, corrió a buscar hojas en blanco, carboncillos y los bocetos de Casa Batlló que tenía en casa, en su mente se desarrollaba un huracán de ideas que necesitaba engranar, todo apuntaba que aquella tarde la maqueta de Casa Batlló sufriría unas modificaciones más.
Entrar en la mente de una persona y descifrar su fuente de inspiración se hace una tarea imposible para un simple mortal, en especial, si hablamos de un genio creativo de la talla de Gaudí. Podrías sorprenderte cuando una entidad divina te devele que la inspiración le provino de una brisa fría, un resfriado, un sueño, una visita al zoológico o whatever. Hay quienes afirman que cuando realizaba la modificación de Casa Batlló se inspiró en el famoso libro del célebre autor Julio Verne - Veinte mil leguas de viaje submarino - y aunque no tenemos certeza alguna de ello, esta claro que dicho artista evidenció basar gran parte de su obra en la naturaleza a través de múltiples elementos, e inclusive también hizo una importante referencia a mundos mitológicos.
Desde el punto de vista arquitectónico, la presencia de la corriente modernista en sus obras es incuestionable no solo a través del uso de naturaleza sino también mediante el empleo de abundantes lineas curvas materializadas en ventanales, balcones, puertas, bóvedas, elementos individuales, entre otros. De igual forma el uso de la luz natural fue un principio afirmante del estilo que desarrollaba. Una de las características que le dio mayor trascendencia a la pieza de Gaudí fue que fusionó el modernismo con la funcionalidad de la edificación sin problema alguno.
Pienso que las formas curvas de los ventanales de la fachada se asemejan a ondas como aquellas descritas por olas, mientras que con los frecuentes juegos de colores que tienen el azul como tema central y la alución a seres marinos, se confirma por completo la teoría del hábitat marino como protagonista principal de su pieza artística, quizás fue su tema desde el principio considerando la presencia del océano a tan pocos kilómetros de allí. De cualquier forma el mérito no debería estar nunca en la temática sino en la conjunción de todos los elementos apostados en la creación de tan excepcional obra.
Debe confesar que mis conocimientos de tal obra eran completamente nulos ya que me encuentro ubicado a años luz de ella, sin embargo, pude conocerla a través de este concurso, de esta forma, quiero citar a continuación todas las fuentes que utilicé en la redacción de dicho artículo:
También quiero aprovechar para dejarles por acá este vídeo bastante ilustrativo sobre el trabajo que realizó el maestro Gaudí:
Concurso patrocinado por el witness @cervantes. No te olvides de votarlo en la siguiente página: >http://www.steemit.com/~witnesses
Muy buena lectura @ricardoangulove, se nota que le pusiste mucho trabajo!
Gracias @angelgarz, tuve que hacer una pequeña investigación para poder escribir acerca del tema, pero lo más importante es la satisfacción de escribir algo que guste a los lectores. Saludos
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No sabía que Gaudí se había inspirado en esa obra, pensé que tenía mucha imaginación y ya jaja Muy interesante tu entrada :)