Es mi cara - Hst. corta
Maldije internamente, ¡Rayos, fueron solo 5 minutos que me demore! venía con la firme intención de hacer piernas primero, ¡Ah pero no! teníamos a Mis soy “joven” en la máquina, maldición si la usara como es debido no me altero, pero joder uno que viene hacer ejercicios para tener un cuerpo ique decente y esta vieja de mierda viene a “pescar” que fastidio. Resignada me acerco a las pesas.
No tenía amigos en el gimnasio salvo el dueño, no soy muy social y tampoco me importa mucho, la gente que casualmente viene a este Gym no son de mi agrado, empezando por la vieja esa que se cree joven ¡no la soporto! todavía recuerdo su conversación con otro de los idiotas del lugar, su conversación iba en torno a lo sexual, cuando el tipo al cual le calcule 40 y tanto y menos de 50, dijo muy libremente que él es como la canción pero al revés que al le gustan menores, lanzando una directa a la chama que aparenta 18 años, misma que se crispo al igual que yo, ¿qué te pasa? ¿Qué pasa con ambos? Cuando no es la vieja con complejo de adolecente hormonal, es este viejo baboso, ¡dios dame paciencia!
-Disculpa – la grabe voz del chico roba suspiros del lugar me distrae – me quede con la duda pero… te molesta que te corrija? – le mire alzando una ceja.
-No, porque habría de molestarme? – pregunte extrañada.
-Ah… bueno es que… pusiste mala cara… en realidad siempre tienes mala cara - suspire.
-Es mi cara, tranquilo no pasa nada, realmente te agradezco que me corrijas pues se ve que sabes de esto – y es que no había que ser un genio, el tipo estaba como quería, se ve que es a punta de esfuerzo, esas piernas, brazos y abdomen no se hacen solo, a diferencia de los otros bolsas que viene a joder aquí, arrugue el ceño sin poder evitarlo.
-Ya veo, me alegro entonces – me dedico una sonrisa antes de alejarse, alce una ceja, era gay cierto? Pero es que como no pensar que lo es, el tipo se combinaba hasta el alma, ¡mierda creo que tiene más zapatos deportivos que yo joder! Sin darle más importancia seguí haciendo mis ejercicios bajo la atenta mirada de la vieja ridícula, quien había estado pendiente de nuestro intercambio de palabras, ¡Estúpida!
Estaba orgullosa, ya le estaba viendo el queso a la tostada, mi cuerpo estaba como dios manda ¡joder, aquí en estas piernas hay poder carajo! ¡Ay dios mío! ese traje de baño que compre luciría genial en este cuerpazo, y no es por presumir pero estaba buena, sonreí interiormente, cuando sentí la llegada de Adriano (el chico roba suspiros) que curiosamente después de ese intercambio de palabras, se convirtió en un “amigo” el cual me saluda con beso incluido, haciendo rabiar a la vieja ridícula, quien recuerdo cuando me dijo que lo guardara como el “papi rico del gym” asco no, esa tipa era de lo último.
-Llegue – dijo entre cortado
-Me doy cuenta – sonreí mientras jalaba la polea baja.
-Perdí la clase de spinning…
-También me di cuenta – sentí su presencia detrás de mí.
-Deberías ponerme un castigo – ya va qué? Mis manos empezaron a sudar, haciéndome difícil la tarea de manipular la polea, escuche un “te pusiste nerviosa” de la vieja ridícula y le dedique una mirada de odio, para luego mirar incrédula a Adriano, que no eres gay? Amigo háblame claro, a mí no me gustan los carajo con apariencia afeminada.
-No lo creo – le dije escondiendo una sonrisa, no podía negar que el tipo tenía un cuerpazo pero, joder parecía un modelo de esos de revistas bien parecido, cara fina y sonrisa Colgate, así no me gustaban, pero bueno si me invitaba a salir no le iba a decir que no, quizá un polvo y ya.
-Jajaja solo bromeaba – ¡Si claro! la vieja ridícula, se guindo de su brazo como adolecente hormonal insistiéndole en que le ayudase con sus circuitos, rodé los ojos ante su actitud.
Sin decir nada ni despedirme termine mis ejercicio y Salí del gimnasio (luego de ducharme) rumbo al metro, debía llegar al trabajo, hoy llegaba el jefe de Miami y seguro venía a atiborrarme de trabajo, suspire, necesito vacaciones.
Al termina la jornada laboral y horas extras (gracias al jefe) me dirijo al metro solo para desilusionarme, Adriano era otro pela bolas más que usaba el metro, si pensé en tener algo con él, murió allí, para pela bolas yo, no es por ser interesada pero conmigo bastaba, pese a que sabía que el amigo no tenía ropa de marca, se vestía bien pero bueno no todo lo que brilla es oro, y mi miedo a las relaciones salió a flote, Adriano solo sería como quien dice vulgarmente un culo, un ligue pero nada más, tocaba esperar y ver qué pasaba con el amigo que es o no gay.