¿Son las matemáticas confiables?

Las matemáticas son una ciencia formal, y como tal, estudia únicamente objetos ideales, de manera que al mantener su existencia únicamente en el mundo de las ideas, apartándose del plano físico y material, no podemos más que decir que es únicamente perfecta, pues no existe error alguno posible en su proceder. La matemática en sí misma no admite errores.

Este grado de perfección ha llevado a la humanidad intentar extrapolar las matemáticas de la idea a la práctica, intentando imitar su excelencia en nuestro mundo. Pero esta percepción es engañosa, pues debemos recordar, como ya decía Platón, que las cosas son perfectas en el mundo inteligible e imperfectas en el sensible, y al tratar de llevar las matemáticas al mundo físico y material nos encontraremos con su degeneración.

Los materialistas y cientificistas (no confundir con científicos), insisten en creer que la realidad es únicamente aquello que puede ser medido, de manera tal que mediante técnicas cuantitativas pretenden reducir la realidad a números, e ignorar por supuesto todo aquello que es, por naturaleza, incuantificable, o en el mejor de los casos (o peor) intentar cuantificarlo.

De hecho, me atreveré a decir que nada en el plano material es cuantificable, absolutamente nada, lo único que pueden ser cuantificados son las representaciones ideales de la materia, más no la materia misma, y para no adentrarme en conceptos engorrosos e inentendibles me trataré de explicar de forma más precisa con ejemplos.

Si tienes un par de manzanas en tu casa, puedes tomar dos y verlas. Notarás que no son exactamente iguales, difieren en tamaño, forma y color, e incluso me atreveré a decir que muy probablemente difieran, aunque ligeramente, en olor y sabor. Estas son representadas idealmente como iguales, aunque no lo son, y en el plano ideal serian representadas como dos, aunque ciertamente no lo son, pues son diferentes, ergo, no pueden ser dos de lo mismo.

Si tuviéramos que repartir esas manzanas de forma equitativa entre nosotros dos, en el plano ideal, me deberías dar cualquiera de esas dos manzanas, e indiferentemente estaríamos en perfecta igualdad, pero al hacer lo mismo en el plano material nos encontramos con que las manzanas no son iguales por lo que solo existe una igualdad ficticia, una ilusión, propiamente llamada igualdad ideal.

Por supuesto, si solo tenemos que repartirnos un par de manzanas entre nosotros dos, el problema no es importante, pues podemos sacrificar la precisión de la ecuación y admitir este pequeño margen de error. Pero a medida de que vayamos aumentando las proporciones estos errores se comenzaran a hacer más grandes y evidentes, y la perfección matemática será solo una ilusión.

Supongamos ahora que tenemos que repartir igualitariamente 100 manzanas aun entre nosotros 2, en teoría, lo correcto sería repartirnos 50 manzanas cada uno. Pero al hacer esto, no estaríamos repartiendo igualitariamente las manzanas, pues estas, como aclaramos antes, no son exactamente iguales. Si quiero ser un poco más preciso quizás use una pesa, y divida las 100 manzanas de forma tal que en peso se les dé la misma suma a ambas personas. Pero aun así podrían existir refutaciones. Uno de los sujetos en cuestión (probablemente tú), podría quejarse de que sus manzanas se ven menos rojas que las del otro, o que huelen menos, o que son menos sabrosas, o jugosas, y un montón de otras cosas que no pueden ser cuantificadas.

Así, mientras más grandes sean las proporciones de la operación, más grandes serán las diferencias, pues no existe realmente una precisión en la aplicación de la matemática al mundo material. La matemática como ciencia formal es perfecta idealmente, pero no materialmente.

De manera tal que todo postulado que afirme la aplicación de principios matemáticos al mundo material, siendo esta incuantificable, aunque pueda muy bien parecer lógico en la teoría, no lo será, y estará totalmente errado en la práctica.

Si yo afirmo que los seres humanos somos todos iguales, estaría más que errado, pues bajo ningún aspecto lo son; piensan y obran, además de que lucen diferente. Lo único igual es la idea del hombre. Es decir, mi afirmación seria idealmente correcta y materialmente incorrecta, o de forma simplificada; tendría razón en teoría pero no en la práctica.

Así que cuando decimos que hay 7 mil millones de personas en el planeta estamos reduciendo al humano, que en la realidad es una cosa tan diferente entre sí pues no existen dos humanos que sean iguales, a un simple número. Los que dicen que todos somos iguales, solo tienen razón mientras que el humano forme parte de una formula, pero esto solo pasa en nuestra mente, porque en la realidad no existen dos humanos que sean, piensen, o se comporten iguales, por lo que no podemos decir que existen 7 mil millones de iguales, sino solo podemos decir que existen 7 mil millones de variables. Nuevamente, tendría razón en la teoría, pero no en la práctica.

Para concluir haré notar que si bien muchas cosas de las que dije pueden parecer insignificantes a primera vista, pues a nadie le interesa una exactitud milimétrica a la hora de repartir manzanas o dar un discurso liberal, las palabras que he mencionado tiene mucho sentido. Es aquí donde podemos entender por que todos los sistemas que buscan planificar la sociedad o la economía verán un fracaso rotundo, y en estos casos si es necesario un mayor grado de exactitud.

Los sistemas económicos, sociales o gubernamentales, que reducen el humano y sus acciones a un número, aceptan premisas que son totalmente erradas, y como tal, sus resultados serán catastróficos.

La economía por ejemplo, contrario a lo que muchos piensan, no tiene en lo absoluto que ver con números, y aquellos que estén familiarizados con la Escuela Austriaca o la Escuela de Salamanca me darán la razón. La economía tiene que ver con las acciones humanas y por lo tanto es incuantificable, y a lo sumo, imposible de planificar. Lo mismo pasa con la sociedad. Las variables son tantas y tan complejas que la única forma de intentar que una planificación funcione es suprimiéndolas.

Por eso es que vemos que el resultado de sistemas como el marxista, que busca planificar la economía, siempre será la simplificación de la producción, para reducir las variables materiales, y el acabose total de la cultura, moral, costumbre, y cualquier otro concepto ideal del hombre, para reducir las variables ideales. Y aun en estos casos, el resultado nunca será perfecto.

La reducción de todo a lo cuantificable, la reducción de todo a lo calculable, la reducción de todo a los números, es una simple trampa mental, parece lógico y científico pero no lo es, todo lo contrario, es ilógico y cientificista.

Las matemáticas sirven para simplificar el mundo y ayudarnos a comprender de forma más sencilla problemas complejos, eso no se puede negar, pero creer que esta simplificación es la realidad es un lamentable error.

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