¿SÓLO AMIGOS? Capítulo III: Conociéndonos
Pasaron pocos días y poco a poco comencé a darme cuenta, de que mis defensas ante Ricardo, estaban bajando. Me pasaba buscando, dejábamos a mi hija en el colegio y seguíamos hasta el cliente de la mañana. En la rutina diaria de mi vida, él estaba presente todos los días desde que nos conocimos.
¡Lo más impactante es que me comenzó a agradar! Quizás porque sus atenciones hacia mi eran divinas: me invitaba a desayunar, siempre me traía algún postre a media mañana o como merienda de la tarde. Él asombrado preguntó un día:
- ¿Cuál es tu secreto? ¡Que comes de todo y nunca engordas!
- Jajajaja ¿Mi secreto? Mi metabolismo es rápido y puedo comer de todo y siempre permanezco en el mismo peso, así que no me preocupo por las dietas.
- Si, eso lo noté al instante: Te fascina la comida "chatarra".
Siempre por alguna razón, él buscaba el contacto físico. Se colocaba a un lado del computador en donde yo trabajaba y pasaba su brazo por mi hombro, o cuando íbamos en el carro: "algo se le caía" y al alzarlo, tocaba mi pierna. Era el niño grande entusiasmado con un juguete díficil de conseguir. O como decía mi hija: Un lobo feroz tratando de comerse a la caperucita, pero no lo conseguía.
Y tengo que confesarlo, por alguna razón comenzó en gustarme este hombre. Tanto, que cada vez que el por alguna superficial razón me tocaba, todo mi cuerpo se estremecía. ¿Él notaba esto?
En esos días, boté mis lentes de montura y por la rapidez que ameritaba, compré unos lentes de contacto de color ya con la fórmula realizada. Así que el día que llegué con mis "ojos verdes", comenzó a sonreír:
- ¡Ven acá que quiero verte! No me había fijado en el color de tus ojos.
Con su metro ochenta y con sus fuertes y esbeltos brazos, me levantó de mi silla ejecutiva como si fuera una pluma. Me sorprendí al conseguirme de repente frente a él, tan cerca que sentía su fresco aliento. ¿Saben qué? ¡Me sentí totalmente indefensa!
- Son lentes de contacto, los compré por emergencia, mis ojos son negros.
Contesté a la defensiva, pues mi mente me alertó. Además había descubierto que la oficina tenía cámaras y que él todo el tiempo veía lo que ocurría. No estaba dispuesta a ser parte de ningún espectáculo denigrante en internet, sólo por sucumbir ante un lobo feroz de la selva de concreto.
- Sí yo sé, sólo que hoy quiero ver de cerca tus ojos. Es que con tus lentes de contacto te ves así como que "chica mala" Jajajaja.
- ¿Sí? Pues no, soy una chica buena. Aquí el chico malo eres tú. Jajajaja
Me separé de inmediato de su lado, pero mis acelerados latidos, hicieron que me enfureciera por comenzar a sentir algo por este hombre. Mi reacción fue el de una carcajada y me quité mis guantes de seda y con un comentario mordaz dejé las cartas sobre la mesa:
- Ricardo, estamos en la oficina, por favor no vayas a dañar la relación laboral. Además me gustas mucho, pero como amigo.
Aunque mi cuerpo me hubiese traicionado si en ese momento el hubiese actuado. Seguí un instante al trabajo, pero al volver a mirarlo, vi su expresión de decepción.
- Ah! te gusto como amigo. ¿Sólo eso? ¿Estás segura?
- ¡Qué creído eres! Jajajaja
- No creo que no sientas nada.
Me miró con esos ojos negros que yo sí había detallado, pero que en este preciso momento era que me daba cuenta, de que ya había penetrado mi coraza contra este tipo de relaciones.
Los dos comenzamos a reírnos. En verdad comenzábamos a descubrirnos y a conocernos como amigos ¿o era algo mas? ¿Estábamos coqueteando? Él contaba sus chistes y de verdad me hacían reír. Me encantaba su compañía. Y cuando salía de viaje, extrañaba su presencia física. Imagino que él sentía lo mismo porque me llamaba a todas horas, hasta el punto de que otro de mis clientes se quejó de que recibiera tantas llamadas en una mañana.
Tuve que apagar mi celular en horas de trabajo, pues Ricardo era súper absorbente.
- ¿Por qué no contestas el celular?
- Es que no tengo cobertura en esa fábrica. También debe ser la zona.
Comenzábamos a conocernos y estaba solucionando los puntos por los cuales hacía que me incomodara. Siempre estábamos hablando de todo, nunca había entre nosotros silencios incómodos. Al vernos los dos sonreíamos y todos a nuestro alrededor se daban cuenta.
Él confiaba en mí y comenzó a contarme sus cosas, sus conquistas, su vida. De igual manera también le conté la mía.
Me gustaba esta etapa de conocernos. Tal vez sería mejor ser solo amigos...
Puedes ver el comienzo de la historia:
Capítulo I: La Primera Impresión: https://steemit.com/spanish/@yanijps2011/solo-amigos-capitulo-i-la-primera-impresion
Capítulo II: ¿A dónde te llevo? https://steemit.com/spanish/@yanijps2011/capitulo-ii-a-donde-te-llevo
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