Recuerdo,
recuerdo como si fuese hoy
cuando de niños
jugábamos metras en aquel
estrecho patio de cemento,
donde los pequeños cráteres
producto de la erosión del agua
eran nuestras huecas,
¿Cuántas partidas juntos?
¿Cuántos papagayos construidos?

Recuerdo,
como solíamos jugar
al caballito sobre la cama,
aquella tarde cuando
relinchaste y levantaste tus patas traseras
y terminé sobre el copete de la cama
con una pequeña incisión,
y papá asustado y molesto
nos hizo entender
que eso no debería volver a ocurrir.

Recuerdo,
¡Cómo recuerdo!
cuando me llevabas en bicicleta a la escuela,
un día llevado por la emoción
reclamaste para mí una bici;
¿Cómo olvidarlo?
Si con tan corta edad,
fuiste mi instructor de manejo.
tantas veces terminé en el suelo
al sentir que me soltabas.

Recuerdo,
aquellas idas a la vieja bodega
por el acostumbrado mercado,
a regañadientes me acompañabas
para traer el gran peso
que por mi estatura yo no lograba cargar;
cuando entre los dos debimos dejar la niñez
para ayudar con el cuidado
de nuestra nueva y pequeña hermana,
experiencia difícil y hermosa a la vez.

Recuerdo,
cuando de paseo salías
con los primos y una conquista,
yo terminaba siendo la compañera de baile
de tus desafortunados acompañantes,
juntos llegamos a compartir grandes momentos
esos que se grabaron en mi memoria,
esos que guardo en mi corazón
y que de vez en cuando,
les doy rienda suelta para intentar reinventarte aquí junto a mí.

Recuerdo,
solo recuerdos me acompañan
pues la distancia nos ha robado tanto,
el calor de un fuerte abrazo,
un regaño quizás por mi propio bien;
esa contagiosa sonrisa
que anhelo volver a escuchar cara a cara
y no frente a una fría e inerte pantalla,
que solo me recuerda cuán lejos estamos y entonces solo…
Recuerdo.

La fotografía es mi autoría tomada por un ZT812