GLORIAS DEL BALÓN

Para nadie es un secreto la pobreza y miseria que se vive en cada barrio de nuestras tierras sudamericanas. En estos lugares la delincuencia, tráfico de drogas, sicariatos y disputas de pandillas están a la orden del día. El contexto en el que se crían los niños que habitan estas comunidades es verdaderamente complejo, tanto en su presente como de cara al futuro que les espera. Aun con todas estas adversidades, la oportunidad de un cambio de vida para ciertos personajes llega lentamente botando hacia sus pies.

En diciembre de 2016 Carlos Tévez firmaría un contrato con el Shanghái Shenhua de la Super Liga China, por 40 millones de dólares anuales. El “Apache” se convertiría en el jugador mejor pagado de toda la historia del futbol hasta ese momento. Goles, medallas, campeonatos, una carrera deportiva excepcional. Máximo goleador de Inglaterra, Campeón de la UEFA Champions League, Campeón Olímpico y un inmenso palmares. Pero sin duda alguna el triunfo más grande de Carlos Tévez fue vencer a lo que el contexto social en el que nació tenía planeado para él.

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Una de las frases que más escuchamos por parte de entrenadores, periodistas y futbolistas es la de “fácil es llegar difícil mantenerse”. Mientras más nos adentramos en la historia del Argentino nos damos cuenta que después de haber sufrido tanto para llegar, el mantenerse no supondrá un mayor obstáculo. Criado por las calles de Fuerte Apache uno de los barrios más peligrosos no solo de Argentina si no del sur de América, el trabajo y sacrificio del jugador rioplatense lo llevarían a ganarse un puesto en la mesa de los más grandes arietes en la historia del fútbol argentino.

Tévez quien creció bajo la tutela de sus tíos, nunca pudo conocer a su padre biológico quien fue asesinado dos meses antes del nacimiento de su hijo. A los 5 meses de haber nacido su madre lo abandonó dejándolo con su hermana y su esposo quienes se convertirían en sus padres adoptivos.

Desde muy pequeño comenzó a jugar a la pelota. Con tan solo 5 años y con zapatillas prestadas, Carlitos comenzó a brillar en All Boys, donde conocería a su mejor amigo Darío Coronel mejor conocido en el barrio como Gaucho Cabañas. Tévez y cabañas 9 y 10 respectivamente eran inseparables. Juntos fingían ser estudiantes para pagar menos en el colectivo y poder llegar al entrenamiento con su club. El 9 se fue a jugar a boca el club de su vida y el 10 a Vélez equipo del cual tiempo después sería apartado por robar los bolsos de sus compañeros. Mientras Carlitos era convocado a la selección Argentina sub 17, Gaucho Cabañas se adentraba en el mundo de las pandillas y una tarde luego de un robo en las afueras del barrio atentaría contra su propia vida disparándose así mismo en la cien, al verse rodeado de policías y fiel al código de barrio que marca, que es mejor morir por tus propias manos que por las manos de un policía. Hoy en día Tévez sigue dedicándole goles a su hermano putativo.

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Pero al final las palabras de los eruditos de la materia terminan siendo ciertas. Difícil es mantenerse, son innumerables las historias de deportistas con un talento único, criados en barrios, ranchos, favelas; viviendo en la pobreza por muchos años de su vida y cuando llegan al estrellato, el impacto psicológico que significa el cambio abrupto en su estatus económico termina por convertirse en el inicio y final de su carrera. No sería el caso del “jugador del pueblo”. Este singular personaje el cual odiaba la idea de tener que ir a la escuela, termino de aprender a leer recién cuando ya era un adulto pero su falta de entusiasmo por los asuntos académicos no significaba que este careciera de inteligencia o madurez. En 2005 el primer gran contrato del Apache como profesional llegaría, el club brasileño Corinthians compraba al joven delantero Argentino por 20 millones de dólares. después de cerrarse el trato Tévez llamo a su representante para decirle “yo no quiero ese dinero, lo único que quiero es que saques a toda mi familia del barrio. Compra 15 casas afuera de Fuerte Apache y saca a toda mi familia de ahí”.

De pasar a sentir la desesperación de sus padres por no tener que darle de comer, a convertirse en uno de los deportistas mejores pagados de todos los tiempos. Son sorprendentes los caminos que el destino tiene planeado para cada persona. Inimaginable, en el caso de Carlitos. Hoy en Fuerte Apache hay murales y monumentos en honor a él. Ejemplo de superación para cada niño que crece en este tipo de localidades, el jugador de la gente, hijo del barrio este “Apache” sí que es fuerte.

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