El Susurro del Alma
En la penumbra, donde el tiempo calla,
donde la sombra se encuentra con la luz,
un susurro se alza, como brisa suave,
despertando la esperanza en su quietud.
Es el eco de vidas, de sueños truncados,
de caminos que esperan su redención.
Es el latir de un corazón olvidado,
clamando por una nueva canción.
Allí, en la vastedad de lo incierto,
donde la duda sembró su raíz,
se alza el espíritu, fuerte y dispuesto,
con ansias de hallar un nuevo matiz.
La vida, con sus giros impredecibles,
pinta paisajes de intensa emoción.
A veces nubes, a veces cielos firmes,
pero siempre aviva en el alma una razón.
De las cenizas renace el fuego,
de las caídas se forja el valor.
Cada herida es un mapa, un sendero,
que nos guía al umbral del amor.
En la tormenta, el faro no cesa,
su luz danza en mares de confusión.
Es el llamado que nunca tropieza,
que guía al perdido hacia la redención.
Y cuando la noche se llena de estrellas,
recordamos que todo tiene un fin.
El dolor es fugaz, aunque deja huellas,
y el alma renace con un nuevo jardín.
Así, avanzamos con paso sereno,
llevando en el pecho nuestra verdad.
La vida es un canto, profundo y eterno,
un poema tejido con la eternidad.
Que el susurro del alma nunca se apague,
que el amor sea siempre nuestro motor.
En cada latido, que la fe nos abrace,
y en cada silencio, escuchemos su clamor.