Lo que somos
Holanda… qué porquería, loco.
Algo nuevo, ¿qué es algo nuevo?
Podemos decir que nuevo es un niño. Pero cuando ya somos grandes, ya no somos nuevos.
Aunque sí podemos hacernos nuevos, en cierta forma.
Muchas veces se plantea la cuestión de si podemos cambiar o no.
¿Somos siempre los mismos o tenemos la posibilidad de ser diferentes?
La realidad es que somos lo que somos, y lo peor es que eso que somos fue gestado en la niñez, desde la concepción hasta los seis años.
Ahí se forman nuestros sentimientos, lo que nos gusta, lo que no nos gusta.
Ese niño que fuimos es el que nos domina. Ese niño es el que decide.
Por eso digo que el ser humano necesitaría vivir miles de años para finalmente comprender los sentimientos que tiene, las sensaciones, los porqués.
Creo que venimos prediseñados, con cosas que hacen que la vida sea más simple, como si todo viniera preformado.
Si no existiera esa preformación, sería muy difícil tomar decisiones y formar una vida.
Es como si tuviéramos una preprogramación que nos da un rol, y después, en base a ese rol, nosotros lo disfrutamos o lo sufrimos.
Lo único que uno puede hacer es tomar decisiones: hacer o no hacer algo.
Por ejemplo, uno puede optar por fumar o no fumar, pero seguirá siendo la misma persona.
Puede elegir juntarse con alguien o no, pero seguirá siendo la misma persona.
El verdadero cambio está en las acciones, no en la esencia.
Porque la persona siempre es la misma.
Podemos cambiar lo que hacemos, lo que pensamos, lo que permitimos que entre en nuestra mente. Pero el fondo de quién somos, eso no cambia.
Por eso, hay que elegir la vida que queremos y luchar por ella.
Porque las acciones sí están bajo nuestro control.
Los pensamientos también, en parte.
Y cuando alguien desea algo de verdad, lucha por eso, se esfuerza, dedica tiempo, analiza, y su mente se va volviendo cada vez más eficiente para lograr ese cambio…
ese cambio de acción.
Es como en el matrimonio o en las relaciones de pareja: nadie cambia del todo.
Si una persona es ansiosa, va a seguir siéndolo.
Si es severa, va a seguir siéndolo.
Si es seria, va a seguir siéndolo.
Si tiene humor, lo va a conservar.
El único que puede cambiar un poco es el más moderado, el que puede decidir no hacer ciertas cosas. Pero aun así, tarde o temprano, va a recaer en sus conductas.
Siempre volvemos a nuestros hábitos, a nuestros fallos, del tipo que sean.
Y eso hay que asumirlo y entenderlo.
Las personas no son perfectas, y aunque intenten mejorar, van a recaer en lo mismo alguna vez. Esperamos que no, pero sucede.
Cuando uno entiende esto, deja de exigir perfección y empieza a aceptar la realidad: se puede hacer algo nuevo, sí, pero no algo totalmente nuevo desde cero.
Podemos reconstruir, mejorar, reinventar… pero no renacer.
Porque si hubiésemos sido formados desde el principio de la manera correcta, tendríamos una vida mucho más saludable al llegar a mayores.
Eso es todo.