Rico

Quería ser rico, pero no me gustó. Pensé en ser pobre, pero no se puede. Pensé en ser esclavo, pero era cruel. Dije "empleado", pero eran días y días de trabajo para no mucho. Pensé en ser viajero, pero no se puede entrar y salir fácilmente. Decidí quedarme, pero era vacío. Dije: "La felicidad son los amigos", pero me traicionaron. Entonces pensé que quizá sería la familia, y sí, era más unido.

Reflexioné: ¿dónde estará ese lugar donde pueda sentirme completo, lleno de vida y repleto de atención?

Y me dije: ese lugar no existe. No hay tal cosa como la felicidad absoluta; hay paquetes de felicidad que se compran con dinero.

Nada de esto me gustó, y me di cuenta de algo trascendental: era vago, haragán, perezoso. Todo lo veía como trabajo y esfuerzo. Parece que la vida es eso: puro esfuerzo, poca felicidad y mucho malestar. Entonces, dije: "Me quedo así, porque es lo mismo estar aquí que allá".

La pereza me hizo descubrir que no necesito nada ni a nadie. Por eso, mejor así.