Solo ve delante de Dios y preséntate! || Just go before God and present yourself!

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Every day in our lives there are situations that are beyond our control. This fills us with concern and many questions. In this way, we forget that God works on our behalf in every situation, holding us up, supporting us, and helping us bear the heaviest burdens.

Do not be anxious about anything, but in everything by prayer and supplication, with thanksgiving, let your requests be made known to God. 7 And the peace of God, which surpasses all understanding, will guard your hearts and your minds in Christ Jesus.

Philippians 4:6-7

The apostle Paul was a great example of casting burdens on God and he understood this truth firsthand. God's enemies became God's servants. If we put ourselves in his shoes, we would be putting ourselves in his shoes in terms of how concerned Paul would be when he was attacked during his ministry. We can just talk about the horror and lose our minds. Because of the persecution that he suffered in life or for being a follower of Christ.

These and many other concerns, such as not being able to undertake a long trip for health reasons, even if he wanted to preach the words of Christ. Therefore, Paul did not allow himself to be overcome by fear. He risked his life in the service of the Lord and his brothers.

Even when he was locked in a dungeon, a prison, Paul found time to write the best epistles of him resting in the peace and faithfulness of our Lord Jesus Christ.

Likewise, God always wants to strengthen our faith so that we can enjoy it and rejoice. That way, our fears will not paralyze us or affect our lives. Because that's what we are. We do not have to arm ourselves with prayer and work to present our concerns before God, but we present all our concerns before God.

Remember Paul's words. “When I am weak, I am strong, because we trust in God and he strengthens us.” When fear arises, the Lord brings us rest; God brings us rest as we learn to trust Him and see the future as something glorious and not something to worry about

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Cada día en nuestra vida hay situaciones que escapan a nuestro control. Esto nos llena de preocupación y muchas preguntas. De esta manera, olvidamos que Dios obra a nuestro favor en cada situación, sosteniéndonos, sosteniéndonos y ayudándonos a soportar las cargas más pesadas.

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Filipenses 4:6-7

El apóstol Pablo fue un gran ejemplo de cómo echar las cargas a Dios y entendió esta verdad de primera mano. Los enemigos de Dios se convirtieron en siervos de Dios. Si nos pusiéramos en su lugar, nos estaríamos poniendo en su lugar en términos de cuán preocupado estaría Pablo cuando fue atacado durante su ministerio. Podemos simplemente hablar del horror y perder la cabeza. Por la persecución que sufrió en vida o por ser seguidor de Cristo.

Estas y muchas otras preocupaciones, como la de no poder emprender un largo viaje por motivos de salud, aunque quisiera predicar las palabras de Cristo. Por eso, Pablo no se dejó vencer por el miedo. Arriesgó su vida al servicio del Señor y de sus hermanos.

Incluso cuando estuvo encerrado en un calabozo, una prisión, Pablo encontró tiempo para escribir sus mejores epístolas descansando en la paz y fidelidad de nuestro Señor Jesucristo.

Así mismo, Dios siempre quiere fortalecer nuestra fe para que podamos disfrutarla y regocijarnos. De esa manera, nuestros miedos no nos paralizarán ni afectarán nuestra vida. Porque eso es lo que somos. No tenemos que armarnos de oración y trabajar para presentar nuestras preocupaciones ante Dios, sino que presentamos todas nuestras preocupaciones ante Dios.

Recuerda las palabras de Pablo. “Cuando soy débil, soy fuerte, porque confiamos en Dios y él nos fortalece”. Cuando surge el miedo, el Señor nos trae descanso; Dios nos trae descanso al aprender a confiar en Él y ver el futuro como algo glorioso y no algo de qué preocuparnos.