En Venezuela, estamos volviendo al pasado.
El ser humano en su afán por conseguir la comodidad o quizás en su inteligente manera de protegerse, ha inventado innumerables artefactos, productos y artilugios que de una u otra forma simplifican y hacen nuestros días más llevaderos y cómodos.
En nuestro día a día hay un sinfín de actividades que debemos realizar para mantenernos vivos, sanos y tranquilos. Dormir, cepillarnos, asearnos, alimentarnos, trabajar y entretenernos, cada una de esas tareas requieren un gran cúmulo de acciones y es gracias a los avances en tecnología y educación, que el ser humano ha logrado sobrellevar todos esos quehaceres.
En épocas antiguas era poco común que alguien viviera más de 50 años, porque los conocimientos en medicina eran escasos y las faenas para trabajar eran arduas y extenuantes.
Los nuevos descubrimientos e inventos han facilitado en muchas maneras nuestra existencia, ahora se hacen trasplantes de muchas partes y órganos del cuerpo, existen diferentes medicamentos capaces de sanar afecciones fuertes, y en las fábricas y lugares de fuerte trabajo, las máquinas están presentes para realizar las labores pesadas.
En las tareas del hogar las cosas también se han suavizado, ya no hay que irse al río para bañarse o lavar la ropa, incluso ya no hay que lavar en bateas sino que existen lavadoras y secadoras que realizan esta actividad de manera prolija ahorrándonos horas de esfuerzo.
Nuestra higiene se ha visto garantizada gracias a la creación de variados productos que además de asearnos protegen nuestra piel y cabellos. Ni hablar de los maravillosos bloqueadores solares que cuidan nuestra piel de los dañinos rayos del sol.
A la hora de alimentarnos contamos con las cocinas y estufas que con sus flamantes hornos incorporados nos evitan el trajín de buscar leña y tragarnos el negro humo que pintaba las paredes de hollín. Y no olvidemos los congeladores y refrigeradores que mantienen en perfecto estado muchos alimentos que sin estos artefactos muy seguramente perecerían.
Todo eso suena maravilloso y es algo a lo que durante muchos años nos hemos acostumbrado, es más hemos nacido viviendo en la comodidad que nos brinda la tecnología, y aquellos que en su infancia crecieron sufriendo los estragos de la falta de electricidad o simplemente de la ayuda de un buen odontólogo que aliviara sus penas molares, ahora están tan felices viviendo con los cambios que la evolución trae que dudo mucho quieran volver a las faenas del pasado.
Pero acá en Venezuela, estamos volviendo a los tiempos de otrora. Nos obliga la situación, o la mala administración de un gobierno que sabrá Dios que es lo que está haciendo.
Ahora el venezolano lava en el río o en la batea si es más suertudo, porque al dañarse su lavadora o secadora es muy difícil que logre reponerla, ir a comprar un artefacto de éstos es cómo ir a comprarse un apartamento en la playa.
Si un ciudadano de Venezuela se enferma vive una odisea para conseguir medicamentos o peor aún para poder ser atendido en algún centro sanatorio.
En muchas ciudades se va la luz cada dos por tres o sufren breves apagones que terminan dañando la mayoría de electrodomésticos o cualquier aparato que se enchufe.
Muchos tienen cocinas pero no tienen el gas, así que les toca cocinar a leña en sus jardines o patios traseros, y si viven en apartamentos tienen que recurrir a cocinas eléctricas.
Asear sus dientes, bañarse y oler rico cada día se hace más difícil.
Entonces sin darnos cuenta estamos volviendo al pasado, donde la gente vivía hasta los 50 y tantos, donde era común ver gente sin dientes, donde en vez de hospitales para dar a luz se recurría a las parteras, donde en vez de oler a limpio perfume la gente olía al humo de sus cocinas.
Pido disculpas si este post les hace deprimir. Hago esta publicación como para dar un grito, para regalarle un desahogo a mi mente y quizás para que lleguen respuestas y soluciones que saquen al venezolano de este viaje al pasado que parece no tener fin.
Cada día agradezco a Dios lo que tengo y eso me hace sentir bien, espero que no nos abandone y que la única solución no sea abandonar nuestro hermoso país, que se vayan ellos (los políticos), no nosotros.
Hoy se acabó el gas… y yo que quería hacer una torta de maíz, como la que me enseñó mi abuela...
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Hoy no tengo agua y me acabo de bañar en el palo de agua que cayó, más bueno pero no quiero acostumbrarme, a eso.
Bañarse con la lluvia es divertido, y con gusto lo podemos hacer pero porque nos provoque, no porque no haya agua en casa. Saludos, gracias por comentar. Espero que ya se haya solucionado todo y tengan agua de nuevo...
A mi me tocó bañarme con un tobito, a veces provoca vivir cerca de un río limpio jajaja visita mi ultimo post
https://steemit.com/photography/@pedropalma/my-first-photographic-production-mi-primera-produccion-fotografica
Que pase un riachuelo de agua fresca y limpia por el patio de nuestras casas je,je,je. Gracias por visitarme.
Vamos en picada al subdesarrollo en su máxima expresión, no hay vuelta atrás, nos esta gustando y lo peor acostumbrando. De alguna manera tenemos mucha culpa pero eso no parece molestarnos mucho, lo tomamos a chiste y comenzamos con babosidades de marca mayor, entonces bienvenido sea el subdesarrollo y esa vida primitiva que nos está encantando.
Así es, me preocupa la rapidez con la que nos estamos acostumbrando a que en nuestro país nada funcione. Por ejemplo, en algunos lugares no pasa el aseo y ya las personas se acostumbraron a quemar la basura para deshacerse de ella así como lo hacían en los tiempos de otrora sus abuelas o tatarabuelas. Terminan contaminado el aire que se vuelve insufrible cargado de los asquerosos olores de los desperdicios quemados. Pero nadie hace nada, incluso celebran la buena idea de quemar la basura a falta del camión del aseo.
Dios no desampara, algo bueno se debe estar cocinando, su tiempo es perfecto. Mil gracias por visitarme.