Al caer el sol...
El: (Camina rumbo desconocido según sus amigos que le rodeaban...)
Ella: Sale fugaz de su casa, para encontrarse con alguien...
El: Hola, ¿Cómo te ha ido?, me he escapado sólo para verte, tenía unas ganas intensas de percibir tu olor y de escuchar tu risa, de pasar las manos como caricia por la faz de niña...
Ella: Oh, cómo es que me halagas, deseo tanto y emocionarme al verte, cara a cara caro mío.
El hace un gesto al mesonero, para que ella sea atendida prontamente, y este se acerca a los pocos minutos con dos copas de un buena cava de vino añejo.
El: Sé que te gusta el vino, éste que te he pedido, y por ello, me he atrevido a pedir un par de copas. NO creo que vayan a ser más, no pretendo quitarte mucho tiempo, sé que estás ocupada. Y no pretendía incomodarte. Pero verte hace más que cualquier cosa de ensueño en este mundo.
Ella: No te preocupes, he organizado mi día, tengo un poco más de tiempo de lo que creía, no te apresures tanto, ya podrían ser más de un par de copas... (mientras sonríe con los vivaces ojos de ébano y cristalinos).
El: Con sólo escuchar tu sonrisa ya me siento realizado. Hay un goce mayor a lo esperado, porque la vibra y la frecuencia de lo que emanas da más talla que lo demás que emanan los otros, ... pero, me gustaría saber como estas, cómo te lo has pasado. Te lo he preguntado muchas veces, pero no es igual que hacerlo en persona.
El verte, el tenerte a mi lado, mejor dicho, frente a mí. Donde no sólo me fijaré en tus palabras imaginando como te mueves al hablar, sino, que podré verte decirlo...
Ella: Estoy muy bien, con la salud mejor que nunca, y el ánimo vigorosos. Creo que un poco... emocionada por este reencuentro, me inundan las bellas cosas del pasado que actualizamos hoy mismo... sé que has estado ocupado. Y sé que no es fácil que ambos estemos aquí, porque ambos estamos con tantas cosas encima, que cada minuto cuenta. Pero aquí estamos. (mientras levanta la copa y la termina de un sólo trago).
El: ¿pida otra? (mientras señala la copa). Ella afirma el hace un gesto a mesonero, quien a los pocos minutos regresa con una copa más.
Ambos dicen gracias mientras miran a quien a traído la copa, y con una medio sonrisa giran sus miradas y estas se encuentran. Un silencio se apodera del momento, y este es inundado por una energía que ambos tenían tiempo sin sentir, pero que está ahí de nuevo. Otras veces estamos frente a frente como los tórtolos que somos...
Ella: (mientras sonríe, y el le corresponde), no es necesario hablar mucho para comunicarse, ¿cierto?...
El: No, no es necesario... (mientras ella se levanta de la silla y también el,, deja un billete debajo de la copa y hace una señal de agradecimiento al mesero)..
Ambos se van del lugar con pasos, cansinos y muy lentamente...
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