Arte y escritura/ Semana 44/

Hasta las hormigas lo saben, la memoria también es trivial y termina perdiéndose entre las nubes del propio paso del espacio, el cual derrite hasta nuestros recuerdos. Nunca logramos retener mentalmente todo lo vivido en un instante, el tiempo no es absoluto se desvanece constantemente, queremos atraparlo pero: ¿con que? … la única forma es con la reminiscencia , que también nos traiciona y…se disipa.

El árbol seco relegará el verdor de sus hojas, el mar quieto hará lo mismo con su oleaje, el cielo cada segundo ya no es el mismo y los nimbos varían su forma… el reloj del pasado tiene moscas porque está putrefacto, el del futuro cuelga de una rama deseca a punto de caerse, de olvidarse y el del presente menos fundido, se encuentra sin hora, sin recuerdo, es lo único real… está detenido.

…Pero hay algo que el árbol por mas adusto que esté no olvidará y era como se sentía cuando la hoja estuvo a su lado. La memoria de las emociones eso que da sentido, que queda en el alma o quizás en el corazón, con determinadas vivencias… es aquella que no depende del cerebro y que persiste a pesar nuestro, esa que tuvo Dalí al realizar esta obra, ofrecer el tiempo tan relativo como... carácter, como criterio, como amor, como arte.

Las emociones tienen memoria... ¡quisiera sentir como ayer! Con un alma pura y sin lágrimas guardadas! La circunstancias no lo permiten…mas el mínimo roce sutil las invitan a volver… ya ese mar tiene oleaje y veo su espuma… y en ese cielo rayos de alborada…inclusive esos contadores de tiempo quieren despertar la vida de quien yace en la arena tendido…es la emoción que es absoluta y personal…no la memoria mental tan volátil. Existen paisajes que solo verás una vez…este es uno de ellos...quizás no persista en tu memoria cerebral, mas estará en tu ser… si escribiste sobre él.